La supuesta bendición de Dios.

Ricky Martin declara ser gay y añade que es una bendición de Dios.

La noticia consta de dos partes. La primera debería ser, en 2010, como enterarnos que le gusta el pescado y no la carne. A quién le importa eso. Pero es la segunda es la que tiene miga.

Muchos se han lanzado comentando su noticia como en un blog. Que si noticia vieja. Que si ya se sabía. Lo que dicen sus ex novias. Que mientras una ni ha abierto la boca, otra dice que era un gran amante (claro que hetero, mientras estaba con ella) en la cama.

Y un periodista gay , Juan Adriansens , salta como pécora - en ese estilo agresivo del periodismo basura que parece ser el carnet para que una cadena televisiva te vuelva a llamar- gritando "de bendición de Dios nada, sino algo con lo que tienes que lidiar"

Me pregunto si es todo lo que le inspira la frase. Porque Ricky bien pudo querer decir que disfrutaba mucho de ese don, de esa veda abierta , pero le da una patada a la iglesia católica y las otras dos religiones monoteístas, en todo el culo, cuya patada ellas le dieron primero, según lo que el dios de ellas dice de los que son como Ricky Martin.

Porque sí que tendrá que lidiar bastante más que con las religiones. Cualquier gay lo tendrá peor que las otras ovejas negras- gordos, flacos, miopes o los que viven rodeados de otra raza.

Porque el miedo reverencial a volverse gay es como el miedo a los vampiros, idéntico en las reglas ( miedo inicial, droga posterior y militancia seductora), pero real. Y ese miedo trasciende las creencias.

A Ricky ya no lo verán como quien sale del ataúd para ver la luz, sino como quien sale para contagiar a más. La realidad es que ya lo hacía, lógicamente. Lo único distinto es que lo ha revelado. Y como dice nuestro refrán, "al lechero no lo mataron por echarle agua a la leche sino por contarlo".