No hay cantidad de bienes materiales ni de libertad que nos devuelva a Cuba. No se trata de tener y ser ( libre) sino de poder tenerlo y serlo allí. Nos queda mucho más que la lástima por los que aun padecen: nos queda la espina de tener que haber abandonado por la rubia tetona y bella, a la vieja esposa enloquecida, a la madre nuestra y de nuestros hijos que comenzó a maltrarse y a ajarnos y a maltratarnos y a ajarnos entregada a la droga. Nos rodeó de espías, nos redujo a polvo, nos violó la lozanía, nos maniató y cosió la boca y los ojos, nos llenó los oídos con ruído estruendoso de mentiras. Eso no tiene vuelta atrás. Pero ella misma sí lo tiene, y porque lo sabemos, llenamos el vacío sin fin ni éxito, realmente.
Nadie tan materialista como a quien se le negó el tener. Vean la ex URSS y su producto humano. La insolidaridad y la desconfianza , el desinterés por los demás es un agujero negro. La diferencia nuestra con los rusos nos es favorable, por haber vivido en un país muy generoso y solidario, humilde en su grandeza y hablo de los Estados Unidos de Norteamérica, y por no habernos olvidado ni un instante de Cuba la vieja loca que abandonamos con el dolor de quien deja a una demente en un asilo.
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