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Me reservo el derecho de publicar noticias ficticias -debidamente señaladas NF- cuando la realidad me aburra, alternando con mis entradas de opinión.

jueves, 22 de abril de 2010

Castro y la niña del exorcista. Dentro y fuera del cuerpo.

Desde el exterior vemos al régimen como el sacerdote de la película, horrorizado,escucha : "Somos legión". O sea lo inmombrable, lo incontable, lo donde menos tu crees y quien menos tú te piensas. Vaya, pa' mirar detrás de la mesa del PC buscando un micrófono pegado con chicle. Por cierto, si lo hallan despéguenlo con cuidado de no contaminar el ADN, para enfrentarlo algún día a la ingente base de datos de la paranoia infumigable e intrincable, en la que habremos de confiar, si acaso- que mejor tampoco- en el laboratorista.


Bueno, pues, dentro de lo malo tengo noticias para ustedes, para mí, pero dudo si dármelas, si dárselas, entre otras cosas porque también podría ser al revés esta presentación, o sea, que dentro de lo bueno tengo noticias malas:

Cuba es una plaza ocupada hace 51 años, y no se sostiene por no sabernos defender de las mentiras de Castro. Esas mentiras le han sostenido a él DENTRO, en pasado, porque ya se ha invertido el porcentaje de quienes se las tragaban con azúcar racionada. Lo que lo sostiene, y por eso no se cae, es su aparato represor, le hecho de que sigue así, de que siguen los dos momias, Raulés Segundo II y Tutankastro. Y contra esa posesión no hay desmentido que valga. Ese cáncer no tiene otra terapia que la extirpación  que no llega ni ha llegado en 51 años, porque habría de venir de un bisturí ajeno al cuerpo de la isla, porque no existen anticuerpos efectivos que no estén invadidos DENTRO.


En cincuenta y un años da tiempo a aburrirse y desesperarse, a retomar la idea Cero o solución final, la invasión que jamás ocurrirá, y a descartarla. Pero en el medio siglo ha calado la idea erronea de creernos una fantasía : que si jugamos a ser él, el monstruo, y desvirtuamos sus mentiras con nuestras verdades ( a veces enfrentándonos como medicinas contraindicadas) venceremos. Y no señor: por eso no hemos vencido. Mientras las momias sigan vivas, no hay nada que hacer. La buena noticia es, que hoy podemos afirmar que con los perros morirá la rabia. Hace años podríamos temer la metástasis popular. Pero ha sido tan patente la maldad personalizada de este tumor que ha tenido que encapsularse contra sus propias células. Y lo está. Y seguirá estando mientras ningún suicida le dé guiso y la biología quiera.

En algunos cultos protestantes está de moda decir no te agobies, déjaselo al Señor...Un modo de pedir relax, de comunicar que no está en nuestras manos. Y así es. Podemos fajarnos todo lo que nos dé la gana en Blogolandia, entre nosotros y contra los medios que difunden sus mentiras. Hagamos lo que hagamos, no avanzaremos, porque si bien él se sostenía DENTRO con sus mentiras, nosotros desde fuera no equilibramos esto de una manera efectiva. Aunque venciésemos con argumentos al antricherado, él sigue siendo el cabrón que se casó en feliz boda con la ingenua muchacha ( ¡ ingenua pero calentica: cómo le gustaba la cama !) y después la tapió dentro, y la viola y reviola y sodomiza y le da palos y ella grita sin que ningún vecino llame a ninguna policía, que de todos modos no acudirá. Antes, esa muchacha ingenua (respecto a él, pero a la que le iba la marcha mogollón) aguantaba feliz los palos, que en el fondo, pensaba, eran palos al imperialismo, al colonialismo español, a todos los que eclipsaban la belleza criolla, ¡abajo la gallega pesete a pata cojone! ¡ abajo la americana dentuza cojone! Yo, Cuba, carajo, soy la mejor, soy tobillifina y pocateta, no tengo fondillo caído: soy la más sabrosa, el ombligo del mundo ensombrecido por una serie nefasta de entreguismos a colonos, soy la más pionera, la más radical, la con más inventiva en la cama; soy Martí, soy Finley, soy Mariana Grajales, soy Maceo, soy la Demajagua, soy la que su peso llegó a valer más que el dólar, soy la que tuvo antes TV a color, soy la primera que retransmitió un evento televisivo intercontinentalmente con un tipo guindao en un avión sosteniendo una antena re-emisora, lo soy y lo veré a ser carajo, por encima de Kennedy y de NiXon y de Gerald Ford y de Carter y de Reagan y del primer Bush...


La mulata ahí se paró. Cansada, dolorida, maltrecha, magullada. Ahora los gritos se los traga vestida de blanco y haciendo todas las L de libertad que le dejen, pero su secuestrador ahí sigue, fuerte en su plaza, y atiborrado de Viagra. Vivo. Los de fuera llamemos a la policía, a urgencias todo lo que nos dé la gana.

No van a venir, nadie va a venir. Y destrocémonos los celulares en los cruces de llamada.

Dimite, Stephen King, que llegó la realidad cubana.

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