Novedad editorial (que nunca debió ver la luz)
“Caín”, la vergonzosa última obra de José Saramago
Una vergüenza literaria para ser su autor un Premio Nobel
Por Marcelo Ferrando Castro, en 16 de Noviembre de 2009
Si, definitivamente “Caín” ingresa en mi lista de los peores libros de la Historia
No me gusta criticar por criticar y no suelo hacerlo salvo casos que me exasperen como “El Delfín” de Sergio Bambarén, pero tras leer la obra de Saramago el anterior hasta cobra valor propio pese a ser una copia. “Caín” es directamente una vergüenza literaria, con la misma calidad de escritura de un chaval enfadado con la vida y acusando a Dios de ello pues la novela lo único que dice en todas sus páginas es: “Dios es malo, muy malo“.
Quizá se le han subido la fama y el premio a la cabeza y tras creerse un semi-Dios al saber que de todos modos venderá millones de ejemplares, ha escrito aquí algo que debía estar guardando desde su infancia, su desprecio a la Iglesia Católica y por ende, al catolicismo en si. Claro, esto es un llamador a las ventas pues lamentablemente está de “moda” y sinceramente aburre ver que se torna en el centro de atención de cualquier cosa.
“Caín” es una reescritura del Antiguo Testamento pero con un objetivo muy bien definido, condenar a Dios, mostrándolo como un ser arbitrario, malvado y que no tiene nada bueno para ofrecer a los hombres. De hecho, a lo largo del libro Caín se encontrará con Noé, Abraham y tantos otros personajes bíblicos con un único argumento, decirles que Dios es malo. Y nada más.
Me gustaría poder profundizar sobre la obra, hacer una reseña más extensa, pero lamentablemente es sólo eso lo que aquí encontramos y todo el argumento que posee. Nada más nos ofrece.
Sinceramente me sorprende este libro pues podría ser esperable de cualquier ser humano normal con ganas de vender muchas obras ya que criticar a la Iglesia es un plus muy importante en este tiempo y seguramente no les quede tan mal. Pero que un Premio Nobel, con la trayectoria de José Saramago escriba esta vergonzosa niñería, es lamentable.Y pensar que Borges nunca fue galardonado con ese premio…
Mi nota: Caín, religión aparte, es el símbolo mismo del ataque envidioso, del mal por el mal , explicado con un mentiroso "¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?". No es serio alabar a Caín, y decirse defensor de los derechos del hombre y estar en contra de la explotación del hombre por el hombre. Y que lo haga un Nobel, demuestra la confianza en la imbecilidad del auditorio como dice Ciro Díaz, pero a mí, este perro no me engañó.
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