Bitácora participativa
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Al caer el "famoso" tren blindado en manos de los rebeldes, ahí comienza el fabricado mito de "el guerrillero heroico" otorgándole a Guevara una inmerecida fama, cuando en realidad el peso del combate lo llevaron los hombres del Directorio Revolucionario.
Al triunfo de la Revolución, Guevara es designado jefe militar de la Fortaleza de La Cabaña, donde se destaca por su sangre fría e inmensa crueldad contra los políticos, policías y soldados del régimen vencido. La misma cruel actitud, que más tarde emplearía contra sus antiguos compañeros de lucha, quienes no se someterían al giro comunista del proceso revolucionario. Sus cientos de atrocidades en aquella etapa están más que documentadas.
Ernesto Guevara junto a los Castro, fueron los artífices de la traición a los postulados originales de la Revolución Cubana y de la entrega de nuestra soberanía nacional en manos de la Unión Soviética. Los verdaderos contrarrevolucionarios de aquel histórico proceso.
Años más tarde, cumpliendo órdenes de Castro en su afán expansionista, trata de apuntalar un régimen de tendencia comunista en el Congo, pero malogrado su intento y a punto de caer prisionero, logra escapar y regresa derrotado a Cuba, donde es recibido de manera clandestina y con suma frialdad por parte del gobierno comunista, motivo de su fracaso en tierras africanas.
Finalmente y para salvar el mito de "el guerrillero heroico", la dictadura castrista lo pone al frente de una nueva campaña expansionista, pero esta vez en tierras latinoamericanas. Se monta un entramado publicitario al mejor estilo hollywoodense, con "carta de despedida" y todo (que más tarde se descubriría que fue escrita por el propio Castro para ensalzar su ego) y lo envían al frente de un grupo de "problemáticos" oficiales castristas, a su postrera campaña en Bolivia.
En aquel país todo le fue mal desde el principio, los comunistas bolivianos le viraron la espalda, sus tácticas guerrilleras fueron un total desastre, sus antiguos métodos de sobornar militares no le funcionaron, el campesinado lo ignoró, Castro lo abandonó, Regis Debray lo delató y ya sin logística, con su grupo diezmado, cae herido gritando acobardado ¡no me maten, no me maten, soy el "Che" Guevara y valgo más vivo que muerto!
Hecho prisionero fue trasladado a La Higuera, donde se le trató con respeto en todo momento como prisionero de guerra, en claro contraste con su conducta en Cuba, donde antes de asesinar fríamente a sus adversarios, los vejaba e insultaba. Horas más tarde el alto mando boliviano decidía sumariamente ejecutarle.
Dicen que cuando el Mayor Rodríguez le comunicó a Guevara la decisión gubernamental, éste se puso pálido. Más tarde entró el sargento Terán y se oyeron varias descargas.
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