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domingo, 27 de junio de 2010

Este hijoputa fue el inventor de los 20,000 muertos de Batista en Bohemia.

SOCIEDAD
Bohemia de ayer y de hoy

Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba - Agosto (www.cubanet.org) - Un editorial de la revista Bohemia del 1 de marzo de 1959, escrito por su propietario y director Miguel Ángel Quevedo, comienza así: “Esta Revista ha practicado siempre, como invariable decisión periodística, la más absoluta independencia de criterio. Los dictados de gobierno, partidos o grupos no han determinado jamás la política editorial seguida en sus páginas”.

Bohemia fue una revista libre desde su fundación, en 1908, cuando se dedicaba a la sociedad elegante cubana y a promover la moda de París y Nueva York. Sin embargo, comenzó a cobrar un gran prestigio al comienzo de la década del cincuenta, precisamente porque gracias a su línea de independencia dedicó sus páginas al pueblo.

Fiel a su tradición de contribuir al desarrollo espiritual y material de Cuba, este órgano de prensa fue ejemplo de excelentes periodistas que escribían de forma abierta y franca, sin importarles lo que los gobiernos de la República pretendían silenciar.

El mérito de su director Miguel Ángel Quevedo es reconocido hasta por los actuales investigadores de las ciencias históricas, que no dejan de señalar en sus trabajos cómo Bohemia pudo publicar la información y la foto de la muerte de José Antonio Echeverría, así como del crimen de Humboldt 7, además de otros hechos importantes relacionados con la oposición al gobierno de Batista.

Pero Quevedo, aquel hombre audaz, amante de la libertad y figura importante de muchos de los cambios políticos que se produjeron en Cuba republicana, pidió asilo en la embajada venezolana un año después del triunfo revolucionario. Seguramente -pienso- había descubierto que los cuervos que había criado le arrancarían en cualquier momento los ojos.

Se suicidó en 1969 en el destierro y dejó escrita una carta a su amigo Ernesto Montaner. Dice en uno de sus párrafos:

“Sé que después de muerto llevarán sobre mi tumba montañas de inculpaciones. Que querrán presentarme como el único culpable de la desgracia de Cuba. No niego mis errores ni mi culpabilidad; lo que sí niego es que fuera el único culpable. Culpables fuimos todos, en mayor o menor grado de responsabilidad. Fidel no es más que el resultado del estallido de la demagogia y de la insensatez. Todos contribuimos a crearlo. Y todos, por resentidos, por demagogos, somos culpables de que llegara al poder”.

Más adelante agrega:

“Bohemia no era más que un eco de la calle. Aquella calle contaminada por el odio que aplaudió a Bohemia cuando ésta inventó los veinte mil muertos, invención diabólica del dipsómano Enriquito de la Osa”.

La carta de Miguel Ángel Quevedo, llena de frustración, dolor y vergüenza, termina con una frase de Núñez de Arce que dice: “Cuando un pueblo olvida sus virtudes lleva en sus propios vicios su tirano”.

Hoy, Bohemia sigue saliendo cada semana con menos páginas que en sus años de esplendor. Es, nadie lo duda, un órgano de prensa más del gobierno actual. No es una revista libre. Jamás en ella ha salido una entrevista a un opositor pacífico, ni puede ningún periodista independiente ser uno de sus colaboradores. Nunca ha reflejado esa gran parte de la población que vive inconforme y en silencio con el socialismo, el hambre y la miseria que sufre el país. Bohemia no es una revista para todo el pueblo.

Ahora Bohemia es incondicional al régimen y publica lo que le conviene al régimen. Entre 1966 y 1971 yo trabajé en Bohemia como reportera. Conocí muy bien a Enriquito de la Osa. Era el director de la revista. Si alguien me preguntara si fue capaz de inventar los 20 mil muertos de la revolución, yo respondería, con toda seguridad, que sí. Descubrí su verdadera personalidad, sobre todo cuando compartía su ron habitual con sus colegas. 

http://www.cubanet.org/CNews/y06/ago06/09a9.htm

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