Mañana domingo lo más probable es que nos veamos obligados a acoger una persona en casa, sin poder, y sabe Dios por cuanto tiempo. La realidad es doblemente jodida: simplemente no podemos (economía, espacio ) y simplemente en la calle no puede quedar.
Ella se casó con un español que conoció en Cuba; allí era encantador, pero aquí le salió dado a los vapores etílicos, a los celos pato-iógicos y a la violencia. Cuando la cosa fue de cuchillo y paliza, ella se doble exilió a casa de una prima, que mantiene relación amistosa con él para que le construya la casa gratis. Él se niega a firmarle los papeles que ella necesitaría para hacerse residente permanente, y ella a firmarle el divorcio. Gracias a su tipo de visa, ella puede durante cinco años salir y entrar de Cuba, trabajando y todo, pero luego habrá de elegir si deja de ver su casa y a su hijo y a sus padres.
Se fue allá en Mayo, pensando trabajar donde siempre, pero no le dieron trabajo, Y de aquí la llamó la empresa, dice ella. También dice que vuelve espantada de cómo está escaso todo, fundió todo el dinero, lo primero en el aeropuerto y no pudo recuperar nada. Ahora ella no puede volver a donde salió, porque el gallego la está esperando.
Esa es la papeleta que se come el exilio, por culpa eterna de Fidel en el fondo, robándonos aun afuera. La gran mayoría exiliada tiene a cargo por conciencia a gente que ni es familia, cosa con la que cuenta el régimen,y casi retiro lo dicho, ya que es una ingenuidad, porque simplemente son ajenos a todo eso. Lo mismo que los españoles o americanos no tienen idea de que regalamos la vivienda al salir con todos sus enseres dentro.
La buena noticia para los que no me pasan, es que reduciré el tiempo de blogueo, debido que el PC se encuentra en mal sitio para la cama de ella. Qué jodienda, caballeros.
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