Englobar todo conflicto en una sola palabra, como brete o su derivado bretero, es como echar todo en el saco de disidente o de gay o de artista.
Bretero no es quien anda en bretes, porque se puede andar en ellos habiéndolos causado o habiendo sido metido. Tampoco bretero es quien señala otro brete ajeno a uno de las partes, sobre todo si es amiga y nos duele. El verdadero bretero es quien forma el brete. Se valen de anonimato, de mensajes anónimos, de imposturas y sobre todo de mentiras, dosificadas sabiamente aquí y allí. Poco importa la etiología de su conducta. Puede ser la locura, la envidia, un efecto secundario del castrismo...o puede ser el mal por el mal.
En su prólogo de El Exorcista el autor se pone manos a la obra a preparar al lector para que acepte que el Mal existe, contando diferentes casos de ensañamientos ilógicos, que llamaría yo el mal por el mal. Esa sería la sintomatología que señalaría un mal que no es de este mundo.
El cubano es descreído, aunque practica lo de la canción de Chirino, lo que está pa ti nadie te lo quita aunque por si acaso prende una velita. Así, creeremos más que en el Diablo en la hijoputencia, y el término es invento nuestro. Hablando de Cuba y para ilustrar todo, tuve una vecina que deseaba con furor ultrauterino ( ja, ja, ja) quedarse con la máquina de coser de la gusana que iba a dejar el país, así que, llegado el momento de inventariarle ella misma las propiedades, le propuso dejar la Singer fuera. La gusana le tenía pánico, y aceptó. La temida se quedó con la máquina en ese mismo momento, pero la anotó en la lista. Y cuentan que, estando la gusana dentro del avión con su marido y sus dos hijas, llegó un chivatazo a Rancho Boyeros, la hicieron bajarse sólo a ella y tuvo que dejar volar a la familia y buscar una Singer que presumiblemente había vendido. Bueno, en los 70 aun era posible hacerse con una y pudo salir del país. La temida vive hoy en Miami, sin sentir temor ni remordimientos.
Cuba ha cultivado la carta blanca para el expedientado injusto de reos de cárcel, el incoado de expedientes laborales y toda suerte de media de castigo y privación, que allí equivalen a no poder acceder a nada ni vivir , y lo ha logrado mediante el entreguismo de la ética personal a la Revolución.
Y está claro que en el proceso, quien ya tenía potencial -codicia, envidia-subió como la espuma.
Lo malo es que esa gente desde fuera de Cuba sigue siendo bretera. Prolifera ese mal, como las verrugas, en todo tipo de gente, pero como las verrugas genitales del herpes, con mayor frecuencia entre los promíscuos del arte, debido a su "creactividad".
(continuará)
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