Decir que Osvaldo Payá y Yoani Sánchez son usados por el régimen, no es decir que ellos se presten. Sí es decir que Fidel utiliza lo que ya existe porque utiliza muy bien su cabeza permitiendo lo que le conviene. A él sí le enseñaron a pensar antes que hablar.
El exilio cae en la trampa porque no le queda de otra, pero distingamos: ni Yoani ni Payá son una trampa contra nosotros por su culpa. Negar su obra es negarse a sí mismos. La trampa en la que sí caemos, siempre, es la de atacarlos desde el mismo exilio, lo cual explica la división y falta de unidad en el exilio de Miami, donde hay tantos "grupos" como "líderes".
Eso es herencia hispana, sin duda. La crítica se basa en desencuentros por hasta cómo se usó un adverbio, y termina indefectiblemente en que tu prima era tortillera y tu abuela tenía pelo atrasado.
Un solar, una telebasurización de la política anega España, pero está ya secularmente en los genes de nosotros.
¿Recuerdan los canticos de las campañas politicas antiguas? "Ya los majases no tienen cuevas Felipe Blanco se las tapó" Majases : vagos, un insulto, a menudo proferido por quien lo es él mismo.
¿Qué ha cambiado en 51 años, cuando leo a los vagos y chivatones llamar vago y vividor a Ciro el marido de Claudia Cadelo?
Fidel acabó con las campañas pubicitarias, como Franco hizo en España, otro gallego. Unió la disidencia y la fractura, aplastándolos bajo su bota , al grito de España dividida España perdida. Y creyó hacer un servicio al país, como el otro esbirro. Pero el gallego nuestro no logró terminar con la genética y la chusmería: lo que hizo fue recanalizarlas en el acoso a los que le molestan, como Yoani, como las Damas de Blanco, y fíjense si tiene éxito que logra ecos en el propio exilio.
Claro que él sí sabe cómo somos, porque le tocó vivirlo.
Hasta cuando se ataca al que ataca y divide, cosa que sí defiendo, se cae parcialmente en el juego, porque siempre habrá quien no entienda lo que se ha dicho meridiamente claro, sino que manipulará lo que lee , y no siempre por maldad.
Nosotros somos un pueblo muy curioso: por un lado, entendemos el problema filosófico más complejo con gran facilidad, aún el menos instruído, pero nos hacemos un lío descomunal para anotar un simple número de teléfono o una dirección: dices seis y te repiten ¿tres?, dices "seis como en tres más tres", repiten ¿o sea tres tres seis?, y así hasta
media hora para al final anotarlo mál, y eso mismo ocurre con lo que leemos cuando nos cae mal el que escribe, o peor, cuando hemos decidido que nos caiga mal.
Después, como siempre ocurre, se vale decir todo menos la verdad: en Cuba nadie tiene ganas de admitir que el bloqueo es mierda y que el país en una mierda, y en el caso Payá, a nadie le gusta oir que se dice de él, aun cuando quien se emberrincha lo haya pensado. Se prefiere confundir intencionalmente continente y contenido y matar al mensajero.
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