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Me reservo el derecho de publicar noticias ficticias -debidamente señaladas NF- cuando la realidad me aburra, alternando con mis entradas de opinión.

viernes, 28 de mayo de 2010

En ardua defensa de las Armiennes de la noche.

Después de un día denso explicando la corrupción en mi país a los despistados que lees desde fuera, me apetece cambiar de tercio con el toro del blog este.
Hace poco vi como atacaban a una blogonauta, despreciándola y echándole en cara que fue prostituta. Al comentario se unió un segundo leñador, aludiendo a varias prácticas sexuales. Entre ambos publiqué el mío. Dije que las putas nunca engañan a nadie. Usé el término y no es otro, que se dice más fino, porque es más corto y andaba volado, lo primero, y luego porque jamás creí que se es menos racista diciendo prieto o de color que negro, sino por el predicado que se acompaña al sujeto, aun bellamente presentado. Se me ocurre aclarar algo. Cuando digo que no engañan a nadie, no digo que no pueden evitar u ocultar algo asqueroso o indigno, porque para empezar no creo que su trabajo sea asqueroso e indigno. No se trata pues de que entiendan como que dije que a la vista está, y que no lo pueden ocultar tal como un afeminado no tiene la misma suerte que un no anamerado para ocultar su diferencia.
Desde jovencito asenté mi convicción de que las putas son maravillosas; yo era músico, mucho más joven que los grandes que me traian a casa después de actuar ( tras haber cobrado), parando en cuanto " puticlub" de carretera había a gastar el dinero en copas más que nada. De ahí que conociera a muchas. A menudo mataba el tiempo de mirar el reloj tomando algo. En varias ocasiones llegaba al tercer cuarto bar muy mareado, y a punto de vomitar, y allí me tenía ellas preparada la manzanilla o el plato de comida- como lo oyen- así como una bronca a mis colegas por "emborrachar al niño"- yo, cosa de la que ellos realmente no eran responsables.
Jamás me fui con una de ellas, porque soy enemigo del preservativo, y sin él como que ni loco ¿saben? Pero sí he visto  a estas grandes psicólogas, escuchando con infinita paciencia a los maridos poner a su mujer de hija'e puta p'arribal algunos señores tan bien vestidos como hablados, una vez fuera del local.
Puedo imaginar lo que hacen en la cama, todo, cualquiera puede, y si algo es triste en la prostitución, únicamente, es que se practique por necesidad, ya que bastante dramático es acceder a cosas que no gustan hacer. Quizá con algún viejo baboso y hediondo, sí, es parte de la profesión. Aparte de esto, que se da en mil lugares, pero que quedó reflejado en una película sobre las de Pereira, Colombia, están las vocacionales. Y ahí es donde no tendríamos nada que decir. Gay, lesbianas, bestialismo, sado-maso: que no lo sea o haga quien no quiera. No sé de ninguno/a, en este ámbito,  que haga algo que no le dé placer. Siempre lo comparo con las manos de cerdo, rabo de cerdo, orejas de cerdo, o lengua de vaca que yo no como, pero que son deliciosos al decir de muchos.
Puedo decir que no lo he probado, no puedo decir que sea un asco o que no dé placer. Porque no lo he probado, y porque para gusto colores y sabores.
Finalmente, si la prostitución es prestarnos a lo que no nos gusta por interés, muchísimos somos prostitutos/as: en el trabajo, en la sociedad. Lo triste es que en Cuba se practique como la forma de importación permitida y hasta fomentada por el régimen, a nivel 1 x 1, carne local con extranjero para beneficio de la carne local.
Muy triste, que hasta por un pollo para los niños, por ropa,haya que hacerlo. Pero pido un respeto- inútilmente y soy consciente -para los trabajadores del sexo, que no peores, sino son lo mismo que el que va con ellos, hasta la Biblia lo dice y no porque esté escrito allí. Y porque lo que la gente haga en la cama es privado, y a nadie daña, y nadie engaña, en comparación con los políticos.


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