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Me reservo el derecho de publicar noticias ficticias -debidamente señaladas NF- cuando la realidad me aburra, alternando con mis entradas de opinión.

viernes, 28 de mayo de 2010

La corrupción en Cuba. Dando datos.

Al igual que en otros países -autoritarios o con dictaduras- en Cuba la corrupción es consustancial a la forma discrecional y subjetiva en que se ejerce el poder.
Como en otras naciones del Tercer Mundo, en Cuba prevalece un descontrol sobre las inversiones y gastos estatales. En el caso cubano, las condiciones anteriores quedan magnificadas por tres atributos propios:
1) el sistema político cubano opera sin competencia interna oficial, ni
mecanismos de relevo pacífico en la dirigencia del país,
2) la economía cubana es básicamente estatal, de comando central en un Estado hipertrofiado, sin que en el sistema de gobierno, a pesar de su populismo, se haya institucionalizado en la sociedad civil procedimientos y actividades para la rendición de cuentas sobre la gestión pública. “La ejecución del oficio de gobernar en secreto, dando como bueno y suficiente lo que se quiere informar, rechazando con desdén represivo todo intento de escrutinio independiente, no son elementos que tranquilicen, especialmente a las finanzas públicas”.
3) Como Estado maximilista de pretensiones totalitarias opera con una sociedad civil emergente y reprimida, y una sociedad política unipartidista, y por ambas razones, padece de baja legitimidad. No le rinde cuentas a las “bases duras” de la sociedad cubana –las sociales, públicas no gubernamentales. Su escasa legitimidad queda reducida en las “bases blandas” de la sociedad cubana–las sociales, públicas gubernamentales: la dirigencia, Partido único, organizaciones de masas, prensa y otros medios de comunicación.
Los actos más frecuentes de corrupción mayor en Cuba son: sobornos, robo de activos, proteger a “poderosos” fugitivos de la justicia de otros países, narcotráfico, falsificación de dólares, venta de pasaportes, de visas y salida ilegal del país, de obras de arte pertenecientes al patrimonio nacional, contrabando de mercancías y valores, legalización de activos de dudosa procedencia (blanqueo del “dinero negro”),
excepciones en la aplicación de las leyes y normativas establecidas, disfrute y consumo
gratuito por funcionarios y políticos de bienes y servicios en instituciones y empresas públicas o sociales
, etc. Los agentes más susceptibles de cometer actos corruptos de mayor envergadura, por acción u omisión, son el mismo Jefe del Gobierno, su “primer círculo”, los ministros, los jerarcas y administradores centrales del Partido, los militares superiores al frente de sectores claves -azúcar y empresas industriales y turísticas- y los burgo-socialistas, empresarios que actúan como si los “negocios estatales” que dirigen fueran de ellos. Estas prácticas se hicieron algo evidentes en los casos del General Ochoa y los hermanos de la Guardia; en los “empayamamientos”  de Efigenio Amejeiras, del ideólogo Carlos Aldana y el affaire de “Robertico” Robaina, con la súbita salida del cargo de canciller; y en la limpieza hecha en el sector turístico en 1999, cuando cayeron Mirta Rosa, Directora de Publicitur, Manuel Limonta, Director del Centro de Biotecnología, José Manuel Manresa, Director de Cubalse, Luis Manuel Cantillo, Presidente de Rumbos13 , Andrés Soberón, Jefe de la División Hotelera de Cubanacán y un grupo de generales del ejército cubano.
Todos ellos tienen algo en común al tratarse de cubanos. Cada vez que un destacado personaje del gobierno pierde la protección de la dirigencia, es defenestrado de su cargo, evidenciando que el poder cubano usa el combate a la corrupción para realizar purgas políticas contra aquellos que se le vuelven “desleales”. Mientras que el corrupto es fiel a la dirigencia vive protegido por la impunidad reinante, pero su suerte cambia una vez que “entre en desgracia”. Adquieren “vigencia” los rumores de la calle relacionados con el “ descontrol económico” y “problemas morales”–con frecuencia reconocidos oficialmente— o el “mal manejo de los recursos”, “aceptar regalos”, “cobro de comisiones”, etc. –que pocas veces aparece en el comunicado oficial circulado al efecto. Irónicamente, antes que la renuncia o el despido se hicieran públicos, “la calle” ya hablaba del caso en los mismos términos porque el ahora “caído” llevaba años de lujos y excesos. Y era vox populi que la corrupción estaba detrás de esa aparatosa vida.
Sin embargo, el oficialismo da otra razón pública para las purgas y no el pase de cuentas por la desafección política. Las purgas se hacen, dicen, para “salvaguardar los principios revolucionarios.” Exceptuando el episodio del “juicio” del General Ochoa, raras veces la alta corrupción aflora en la prensa nacional; cuando se conocen, es por la prensa internacional. De hecho, sólo en más de cuatro décadas dos ministros han perdido sus puestos por corruptos. Olvidando su propia historia, según el oficialismo, el fenómeno de la corrupción comenzó en Cuba desde principios de la década de los 90, con las reformas “capitalistas” hechas para salvar al socialismo,cuando se autorizaron las inversiones extranjeras en la Isla y se constituyeron las empresas mixtas, liberando de toda culpa por ello al régimen imperante y a su dirigencia.
Desde antes de 1986, Fidel Castro, en persona, maneja las altas finanzas dolarizadas del régimen a través de las “Reservas del Comandante”. A dichas cuentas fueron a parar los fondos soviéticos que cubrían las operaciones militares cubanas en África y otros continentes, las actividades subversivas de la empresa CIMEX, creada en 1979 como la primera Sociedad Anónima cubana bajo el control del Ministerio del Interior, que después fue reemplazada por el Departamento de Moneda Convertible (MC), unidad del mismo Ministerio que dirigía Antonio (Tony) de la Guardia, condenado y fusilado en la Causa Ochoa. Como durante el «período especial» efectivo desde 1990, Castro sigue usando sus reservas, y realiza ahora inversiones directas en “los sectores de punta” de la economía cubana: biotecnología, productos farmacéuticos y turismo.
Los hermanos Fidel y Raúl Castro y el yerno de éste, Luis Alberto Rodríguez, controlan directamente un auténtico imperio económico en Cuba de empresas anónimas montadas sobre las empresas y organismos estatales, y estratégicamente ubicado en los sectores más productivos de divisas. Delfín Fernández, ex miembro de los servicios de contrainteligencia del régimen, bajo el alias del agente Otto, ha revelado en exclusiva a Diario 16 de España , el organigrama de las empresas controladas por Raúl Castro, así como sus conexiones con empresarios extranjeros y movimientos de divisas en el exterior. Esas empresas conforman el Grupo de Administración Empresarial/GAESA, cuya junta directiva la encabeza el General de División Julio Casas Regueiro, primer sustituto de Raúl Castro y su hombre de confianza.
Teóricamente, GAESA pertenece a las Fuerzas Armadas con el fin de recaudar divisas. Pero nada tiene que ver con lo que se podría llamar el holding estatal.
Está controlada directamente por su director general con poder ejecutivo, Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, casado con Déborah Castro Espín, la hija mayor de Raúl.
Desde GAESA, se evade el dinero para el extranjero. El dinero como tal no pasa nunca por las arcas del Estado; va en paralelo a la economía del país…. El grupo es gigantesco: factura casi mil millones de dólares al año. Entre las empresas asociadas al grupo GAESA está Gaviota (turismo, con 41 hoteles), Aerogaviota S.A. (flota de aviones y helicópteros, con sede en la Base Militar de Baracoa, en La Habana)Agrotex S.A. (agricultura y ganadería), Tecnotex (importadora y exportadora de las empresas del Grupo), Almest16 S.A. (inmobiliaria), Almacenes Universales S.A. (comercio exterior e interior, con zonas francas), Antex S.A. (empresa “tapadera” para introducir en el extranjero espías de Contrainteligencia Militar/CIM), Sermar S.A. (reparaciones navales, búsqueda de tesoros en el mar y Complejo Histórico- Militar Morro Cabaña), Sasa S.A. (sector automovilístico y red de gasolineras), Tiendas de Recuperación de Divisas Caribe (400 tiendas en Cuba), GeoCuba (geodesía y cartografía), Empresas de Servicios La Marina (seguridad y mantenimiento del personal de apoyo de GAESA) y el  Departamento VI de la CIM (órgano de control del Grupo que aplica el espionaje a todo el personal que trabaja en el holding). Con informaciones de otras fuentes de contra inteligencia cubana, en el reportaje del 

Diario 16 se afirma que “el Comandante” tiene cuentas personales cifradas en dos Bancos Suizos (Banco Financiero Internacional y Banco Cantonal de Ginebra) y que a través de ellos se manejan las complejas operaciones de salida de dinero de Cuba . Por tanto los informes de FORBES sobre la fortuna de Fidel son ciertos.
A pesar de todo este vasto complejo empresarial privado operando sobre el gubernamental, en marzo del 2001 se dio a conocer por las autoridades cubanas el segundo acto corrupto, hecho público que ha provocado el cese de un ministro del gabinete, el de la Pesca, Orlando Rodríguez Romay. Su separación del cargo se debió “a la aceptación de comisiones y obsequios inadmisibles con la ética de los cuadros del estado y el gobierno”. Fueron involucrados varios funcionarios más, entre ellos el mismo hermano del ministro, a quien de hecho se destituyó oficialmente por «falta de control», y no por corrupto. Inmediatamente el comunicado oficial exime al fidelismo… “se trata de actos aislados que sólo atañen a los involucrados”

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