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Me reservo el derecho de publicar noticias ficticias -debidamente señaladas NF- cuando la realidad me aburra, alternando con mis entradas de opinión.

viernes, 28 de mayo de 2010

Etiología “triángulo de la corrupción”: abuso del poder, ética permisiva y debilidad institucional. (SIGUE)

B) ÉTICA PERMISIVA
En cuanto a la ética permisiva, hay dos elementos importantes a analizar. Primero, si hay o no una ética establecida, a lo largo de casi cinco décadas de poder. La historia nos confirma que la ética del sistema ha cambiado tantas veces de principios fundacionales, que al momento no se sabe cuál es. Después de tantos bandazos es
muy difícil saber cual es “la buena.” En este sentido, el fidelismo sacrifica principios éticos con tal de mantenerse en el poder.
Aquí vuelve a confundirse la autobiografía del líder carismático con la historia del régimen. Empezó bajando de La Sierra Maestra, acompañado de miles de nobles barbudos, llenos de anécdotas heroicas, dando ejemplos de fe y caridad cristiana.
Antes del primer año estaban expropiando bienes mal habidos de los criminales y ladrones del antiguo régimen, y eso tenía la simpatía de casi todo el pueblo cubano.
Pero no se quedaron ahí, siguieron expropiando también a dueños de bienes bien habidos—empresas y residencias—cuyo único delito era haber acumulado atractivos patrimonios, ajenos al batistato. Así el Estado cubano llegó a acumular un apetecible botín de viviendas y negocios, supuestamente recuperados “al robo y latrocinio” del
antiguo régimen, y se lo repartieron entre ellos mismos. La base material de los fidelistas, como nueva clase en el poder, fue posible en Cuba a partir de este gran robo y piñata nacional. El Estado patrimonial del régimen batistiano nunca fue tan rico y variado como el botín que amontonó y regaló a sus fieles el régimen fidelista, mediante las expropiaciones legales e ilegales que realizó.
Cuando el Máximo llegó a los pocos meses a la cúspide del Gobierno
Revolucionario, después de un golpe de estado—único en la historia por haberse realizado desde un programa televisado—contra el entonces Presidente del Gobierno Revolucionario, Manuel Urrutia, consolidó su liderato moral, no sólo en la Isla, sino también en las naciones del Tercer Mundo. Pero esto no duró mucho. De líder moral de los países no alineados, en menos de una década, pasó a ser el garante de los
intereses geopolíticos de la Unión Soviética en varios continentes. Mientras tanto, a nivel nacional adoptó el estalinismo, como modelo autoritario y de organización de gobierno de una revolución que empezó “tan cubana como las palmas.” La sovietización del proceso cubano brinda tres garantías a su dirigencia: 

1) el alcance del poder total.
2) la protección contra una acción definitiva de los norteamericanos;
3) los beneficios del rubloducto (“los logros sociales de la revolución y las victorias internacionalistas cubanas”). Aún así, los analistas del caso cubano, sostienen con fundamento que la relación Cuba-URSS fue siempre tensa y, a ratos, contestataria [Mikoyán / 1962; Crisis de Octubre / 1962; Microfacción / 1967-68; No-Alineados-
Afganistán / 1979]. Sospechamos que el Gobierno cubano se olió la perestroika y esto provoca el giro de 1986, que se conoce como La rectificación de errores y tendencias negativas. {lo que trajo la purga de Humberto Pérez y su grupo}. Todo esto muestra además que en Cuba sus líderes han estado siempre montados en un
cachumbambé político , que usan para mantenerse con su poder voluntarista.
Lo expuesto son sólo pinceladas del fidelismo. Demuestran el trueque de principios por metas políticas de un régimen que ha mantenido a tres generaciones de cubanos en una turbulencia ética.
Hay muchos más datos, con igual o mayor grado de persuasión, que los antes expuestos. Desgraciadamente son inapropiados en un trabajo de esta extensión. Sin embargo, podríamos sistematizar todos ellos, aún los no expuestos, con un postulado básico y su corolario, ambos válidos para cualquier época o momento del fidelismo:
el mayor opositor del Fidel de hoy, es el Fidel de ayer.” Corolario: la sustentación del poder es la única idea fuerza que Fidel ha probado tener y manejado con éxito en casi cinco décadas de vida política. Evidencia: Es el único Jefe de Gobierno que sobrevive la Guerra Fría: ésta se acabó, pero él no. Ello demuestra su excepcional capacidad de maniobra, es decir, su gran permisividad ética, donde la corrupción es
una carta táctica más dentro del juego. Para el que convierte “derrotas en victoria” y “fracasos en oportunidades” los límites morales están siempre abiertos. Sólo él, mañoso, los define con efectos que llegan a neutralizar la capacidad de indignación de muchos ciudadanos, incluso en los hoy “renegados” y que fueron de los “siempre fieles” por algún tiempo.
Amparados en la ética permisiva, sectores claves del gobierno y del Partido crean las condiciones para la impunidad. El delito se encubre tras una fachada de falsa honestidad. En el ejercicio mismo de la autoridad, la corrupción queda fundida con la estructura jerárquica del sistema, y en base a esa fusión, se fomentan y protegen las redes de los actores públicos y privados que a todos los niveles se benefician de ellas.
Y si estos hacen “los que mandan”, el cubano común y corriente también ha creado, en paralelo, sus propias fachadas de honestidad para sobrevivir, amparadas en más de una moral.
Comentemos los elementos de la ética permisiva que promueven la corrupción:
7. La Iglesia Católica, en un documento público de los noventa, señaló el deterioro de la moral en la sociedad cubana. La Iglesia declaraba: “los padres y madres, sacerdotes, educadores, agentes del orden público y las autoridades se sienten con frecuencia desconcertados por el incremento de la delincuencia: robos, asaltos, la extensión de la prostitución y la violencia
desproporcionada e inconsecuente. Estos comportamientos son muchas veces la manifestación de una agresividad reprimida que genera inseguridad personal en la calle y en el hogar.” Y prosigue, indicando sus causas:
“las carencias más elementales -alimentos, medicinas, transporte, fluido eléctrico, etc.-favorecen un clima de tensión. Hay explosiones de violencia irracional que comienzan a producirse en los pueblos y ciudades... Los altos índices de alcoholismo y suicidio revelan, entre otras cosas, la presencia de factores de depresión y evasión de la realidad. Los medios de comunicación social reconocen, a veces, estos hechos, pero no siempre tocan a fondo en el análisis de las causas y los remedios. Ciertamente, se hace muy difícil alcanzar un clima moral fundado sólo en lo relativo y no en lo absoluto. Pero es necesario
también que nos preguntemos serenamente en qué medida la intolerancia, la vigilancia habitual y la represión van acumulando una reserva de sentimientos de agresividad en el ánimo de mucha gente, dispuesta a saltar al menor estímulo exterior”.
8. Moral desarrollada. El papel de la corrupción en la construcción del sistema se ve claramente ejemplificado en el internacionalismo fidelista en África, Asia y Latinoamérica. Al igual que otros muchos desastres de la humanidad, éste empezó por el idealismo. Miles de jóvenes cubanos fueron enviados de “misioneros fidelistas” a países de gran permisividad ética, donde la corrupción es una carta táctica más, dentro del juego del Tercer Mundo, en diversos cometidos, desde terroristas, soldados y guerrilleros—para eliminar “enemigos”—hasta “voluntarios” en labores humanitarias—como los médicos cubanos que curaban (y siguen curando) en comunidades en donde nunca antes ha llegado un doctor.
Pero las numerosas misiones, en más de 50 países del mundo, acabaron
santificando—no a los humanitarios—sino a los “killers,” a “los asesinos,” agentes llenos de furor y delirio, con previa autorización dada por la dirigencia cubana para transgredir la estrecha frontera entre lo operativo y lo delictivo. Su máxima regla le servía de conciencia: “contra el imperialismo, todo está permitido.” Entre los “killers” de alta intensidad, se encuentran el Ché Guevara, los hermanos de la Guardia y el General Ochoa; y entre los más recientes y de baja intensidad, están Roberto Robaina y el actual canciller cubano, Felipe Pérez Roque. Todos epítomes del internacionalismo fidelista, en diferentes grados.
En lo anterior está latente la ética y conducta que distinguen a los dirigentes fidelistas corruptos de figuras públicas corruptas propias de otros regímenes o de otros gobiernos de la era republicana cubana. A diferencia de estos últimos, el dirigente fidelista parte de un idealismo desde que llega al poder, subordina la realidad a la idea: todo debe cambiar para “mayor gloria de la Revolución”. Se entrega políticamente a ese fin – y como antes lo explicó Masetti, un hijo de la Revolución cubana— lo delictivo llega a convertirse en una variable estratégica dominada por el “delirio y furor” operativo. Pero antes de que llegue la “victoria total”, anunciada para “el final de la historia”, internamente le vociferan las expresiones más primarias de su ineludible naturaleza humana: el uso, apropiación y disposición de bienes para el beneficio propio y de sus seres queridos, incluyendo los bienes disponibles “a nombre de la Revolución”. Y como el corrupto, todavía potencial, no deja de ser un idealista empedernido* , usa su idea revolucionaria, la ética permisiva, para excusar esa “mutación existencial” que le da ahora por la propiedad privada. Y a nombre de los principios de la justicia distributiva y conmutativa excusa de ahora en adelante todo lo robado. Es un pago incompleto por los “riesgos y sacrificios personales” que ha tenido que hacer por “sus ideas revolucionarias”. De aquí en adelante, “a más Revolución, más robo”


*Como empedernido al fin, es insensible a la realidad. Al extremo, que si las tendencias de la realidad contradicen su visión de la vida, quien está mal es la realidad y no la ideología de su visión. Esta actitud fácilmente lleva a una concepción dogmática de la vida, desnaturalizando cualquier idealismo que sea indispensable para tener siempre un futuro mejor, un mejoramiento sostenido del presente.
En el caso cubano, esta lasitud moral de base política se mezcló con la
moral de supervivencia del “período especial”, de base económica. Dicha fusión crea dos protagonistas superconocidos en el ambiente cubano actual:
el bisnero (en los de abajo) y en el mayimbe o pincho (en los de arriba).
Ambos se añaden a la lista de “hombres nuevos” que ha producido el
fidelismo. Estas dos especies son los guerrilleros económicos de hoy, activos en los mercados cubanos. Agentes intermediarios por excelencia de la economía cubana estatal o de resistencia. Poseen un perfil común subjetivo:
son agresivos, mañosos y marañeros. Cuando no tienen la solución, se
inventan el problema. Y cuando tienen el problema, se inventan la solución.

Alardean de satisfacer al mejor postor en cualquier momento, por los medios más expeditos y rentables. Lo máximo es “resolver”.
Estos dos personajes, en la calle, en el vecindario, en el gobierno o en la
empresa, fomentan una cultura de vándalos, de violadores de leyes propias y ajenas. Los valores y conductas de esta cultura son contrarios a los que deben prevalecer en el mercado de bienes y servicios, según lo entienden y favorecen muchos economistas y financieros de nuestro tiempo para tener un buen gobierno y una ciudadanía saludable. En los bisneros, mayimbes, cuentapropistas y agricultores independientes del régimen actual, está el pivote de los empresarios cubanos que heredará la transición del fidelismo.
9. Los privilegios y lujos de la nomenklatura han desaparecido, pero sólo en el discurso oficial. Los ricos y famosos de Cuba, con raras excepciones, son todos “del gobierno”, y no hay otros. Viven sin problemas, tienen de todo.
Son los oligarcas de la nueva clase, que desde el estado monopolizan “el mundo de las ventajas, las excepciones y las protecciones”.

El funcionario, político o ciudadano corrupto generalmente adopta un estilo de vida ostentoso, contrastante con la escasez generalizada. La diferencia, por supuesto, no pasa inadvertida. “Todos en la Isla saben que los dirigentes del estado gozan de privilegios por ocupar las responsabilidades que ejercen.
Todos tienen uno o más automóviles. Sus viviendas son superiores, en calidad y confort, a las de un cubano promedio. De igual forma, sus hijos disfrutan de vacaciones en Varadero. A ellos no les faltan los alimentos que por supuesto no compran en cualquier mercado. La carne de res, el pollo, el camarón, el café, la cerveza de marca y los rones de exportación siempre están a su alcance. Si antes el partido comunista criticaba, mordazmente, al militante o funcionario que tenía amantes, hoy no se puede ser un buen dirigente sin ser un buen amante, o presumir de ello”.
El cubano medio, por observación y comentarios, sabe quiénes reciben
“compras semanales” a domicilio, quiénes consumen en tiendas especiales y quiénes disfrutan del apartheid turístico y de otros lujos negados al cubano de a pie. Y cuando sale a flote un escándalo en la Capital, ya desde hace meses diplomáticos y residentes de La Habana habían oído rumores.
La cultura oral popular –y en menor grado la “de los altos círculos— se
encarga de identificar, archivar, comentar y sacar conclusiones sobre lo
conspicuo y lo tolerado por el oficialismo. Si bien la prédica de austeridad es pareja para todos durante el “período especial”, unos cubanos son más austeros que otros, y siempre “los del gobierno” son los menos, según prácticas vigentes.
Probablemente lo antes descrito sobre los altos funcionarios del gobierno y dirigentes políticos sea válido para muchas naciones del mundo, pero “a la cubana” esto arrastra una gran hipocresía. La vida ostentosa que disfrutan los dirigentes fidelistas no les impide ser al mismo tiempo los predicadores nacionales de la sociedad sin clases, la igualdad social y la lucha contra los privilegios en Cuba, todas ideas primarias del discurso oficial.
10.Las incongruencias entre los atributos personales y las condiciones
propias de vida material son alarmantes. Ni los activos heredados de la
familia o “recibidos”de la Revolución, ni el último diploma obtenido en la universidad, ni la motivación, “seriedad” o “dedicación de la persona” determinan, en muchos casos, los niveles socio-económicos que disfrutan (o padecen) los cubanos en la Isla. Otros factores, generalmente tildados de “políticos” (algo mágicos para el entendimiento común), crean las disparidades visibles. Dentro del gobierno y del Partido se practican actividades “secretas”, “sensibles”, etc., que el pueblo ni siquiera se imagina que existan, y que quienes las cometen a veces tienen que “esconder o camuflar por razones de seguridad nacional”.
C) DEBILIDAD INSTITUCIONAL
Se refiere a las políticas e instituciones que fomentan y perpetúan los actos de corrupción en el campo económico. En el caso cubano se caracterizan por ser muchas y variadas, debido a la injerencia estatal que prevalece en las empresas y las instituciones. Por otra parte, esta injerencia no se realiza según definiciones y procedimientos claros y estables. Siempre dejan un amplio campo ambiguo que favorece la discrecionalidad de los funcionarios y las actuaciones informales, ambos, caldo propicio para la corrupción.
11.La indefinición que existe entre los bienes estatales, mixtos y privados, en parte se mantiene para favorecer el centralismo y voluntarismo propios del poder y la estructura de clases propia del régimen. Asimismo, la indefinición fomenta riesgos innecesarios en la gestión del gobierno y de la economía en general, que propician los actos corruptos.
12.El propósito de la política económica del régimen no es buscar el bienestar del pueblo, porque, de lograrse, puede convertir a sus integrantes en ciudadanos independientes, que no necesiten del estado para vivir, y ésta opción contradice los principios y carismas de la clase dirigente cubana. Por eso, “muchas de las normas jurídicas del Estado Socialista Cubano están diseñadas de modo que los propios nacionales jamás puedan desarrollarse omo propietarios” . Además, el acorralamiento que sufre la población para malamente sostenerse no le permite preguntarse sobre el uso que se lese da a la riqueza que crea y “deja por la libre” la impunidad sustentada en la corrupción.
“Al régimen no le gusta que surja una clase media con capital, un trabajador que se convierta en empresario” . Prefiere una economía de subsistencia que no dé para acumular excedentes, al menos para los nacionales (si no son de la nomenklatura). Y esto, lo tiene bien practicado el fidelismo. Su alternativa preferida consiste en mandar sobre súbditos asalariados del estado, con salarios deprimidos, cuyos estómagos y esperanzas estén a la disposición de los dirigentes a fin de recibir de éstos su seguridad, y en pago, serles agradecidos y leales. Durante las cuatro décadas que ha estado vigente el pacto, el pueblo ha cumplido su parte, pero la dirigencia no. La lealtad (y el agradecimiento) sí se vieron bastante inalterables hasta mediados de los ochenta, pero la seguridad prometida (de acuerdo con las exigencias minimalistas del sistema) nunca logró sobrepasar los inseguros límites de la precariedad .
Con la pérdida del rubloducto, de los subsidios externos soviéticos, los
cubanos quedaron a merced del ineficiente aparato productivo del país, y llegaron a sentir en sus vidas, con más dureza entre el 90 y 93, por qué el pacto nunca funcionó. Por lecciones aprendidas, el cubano medio, para sobrevivir, tiende hoy a confiar más en lo que puede hacer dentro de la informalidad que en el gobierno, y sabe, por experiencia también, que a puro recurso gubernamental no puede mejorar su vida ni a mediano ni a largo plazo.
A finales del 95, el Miami Herald contrató los servicios de una firma de
Costa Rica, asociada a la Organización Gallup, para llevar a cabo un sondeo de opinión pública en la Isla. Según uno de sus resultados, el 53% expresó interés en abrir su negocio propio; y a pesar de que la gran mayoría aceptaba la apertura al capital extranjero, el 39% consideraba que el gobierno, y no los trabajadores, era el principal beneficiario. Probablemente, ambos porcentajes hayan aumentado después del 96, y constituyen los gérmenes de la pequeña y mediana empresa para un régimen de transición hacia el mercado y la democracia . La nueva ofensiva ideológica y política de ese año, hecha “para recuperar la pureza revolucionaria”, frenó los efectos
liberalizadores que produjo la tímida apertura iniciada desde el 93.

13La política económica del régimen ha seguido un movimiento pendular entre dos extremos: liberar o regular mercados, sin que ninguna etapa de  pertura haya durado más de diez años. Estos cambios, por extremados y bruscos, carecen de la holgura necesaria para que puedan ser enfrentados con prudencia. Se producen “de pronto”, cogiendo “de sorpresa” a casi todos, sin tiempo para prepararse o para realizar ajustes personales y familiares en términos de recursos y alternativas. No dan tiempo ni para compensar lo que se pierde ni para enfrentar las consecuencias de lo nuevo que se implanta. Pero a nivel macro, los cambios bruscos tienen su función.
Permiten a la dirigencia mantenerse en el poder con voluntarismo, donde otra meta de desarrollo –social, política o económica— que ocasionalmente diga tener el régimen para entretenimiento nacional o internacional, es secundaria o carece de importancia en la gestión real del gobierno.
Los cuentapropistas y agricultores independientes cubanos son
quienes más han pagado por este cambia-cambia de la política económica del régimen. Ambos tipos de empresarios funcionan en Cuba dentro de una lógica de mercado, y cuando es necesario, al margen de la economía, pero crean fuentes de empleo mejor remuneradas que como suele pagarle el Estado a sus asalariados desde hace más de cuatro décadas.
14.Los poderes discrecionales de funcionarios y burócratas en cuanto a la toma de decisiones públicas son extraordinarios. De hecho, Cuba es un estado e burócratas y dirigentes, aunque no de derecho. En las instancias decisorias,
la norma es la no-norma, y lo que ayer era válido, hoy ya no lo es. En la
práctica, las exigencias del momento se imponen sobre las leyes, reglamentos, procedimientos y hasta sobre las políticas vigentes. Por ejemplo, en cuanto a las inversiones extranjeras, un negociador cubano no tiene la última palabra, ni siquiera para los puntos de la agenda que está en negociac ión. Para que una empresa mixta logre todo lo necesario para su aprobación puede demorar hasta tres años.
En la última edición de “Cuba: una guía para los hombres de negocios
canadienses”, elaborada por la embajada de Canadá en la Isla, se afirma que los negociadores cubanos no siguen “lo que ejecutivos extranjeros consideran  n trato de buena fe”. De la misma forma en que un vendedor de autos asegura que su jefe no aprobará el negocio que acaba de hacer, los negociadores cubanos con frecuencia descubren restricciones previamente no reveladas”.
Stephen Marshall, un empresario inglés que dirige cuatro asociaciones
extranjeras en la Isla, afirma: “Lograr hacer un negocio requiere de un
profundo conocimiento de la idiosincrasia de Cuba (el énfasis es nuestro).”
Luego, por condescendencia con los cubanos agrega: “Pero es lo mismo en otros países”.
De acuerdo con los datos oficiales, durante el “período especial” la inversión extranjera realizada ascendió a $4.300 millones de dólares hasta 1999. Según Lage, sólo en el año 2000 las firmas extranjeras invirtieron en Cuba unos $2,800 millones de dólares.
La discrecionalidad burocrática y política actuando sobre los cuantiosos
montos de las inversiones extranjeras en Cuba, abre muchas áreas vulnerables a la corrupción. El camino a seguir es largo, complejo e incierto. Su ruta se decide en el momento, en vez de estar definida de antemano, y durante el recorrido intervienen instancias diferentes en los distintos niveles, tanto de la burocracia estatal como del Partido.
15.Para sobrevivir hoy en Cuba, se sigue dependiendo, como antes, de la ayuda externa. Pero ahora, a diferencia de en el pasado, la mayoría de la ayuda externa está privatizada. Ahora el negocio no es entre gobiernos; por lo tanto, las subvenciones recibidas no están bajo el control directo y total del gobierno cubano. Actualmente no son ni el bloque soviético ni las hermanas repúblicas socialistas los que mandan los subsidios, sino los familiares,parientes y amigos cubanos en el exterior, y lo hacen en “la moneda del enemigo”, que llega a la Isla convertida en ninfa, en la esperada remesa familiar. Se estima que 800 millones de dólares anuales ayudan directamente al 25% de la población total cubana, según cálculos conservadores. Al monto citado, habría que sumar la ayuda humanitaria y asistencial que recibe Cuba, estimada en unos 200 millones de dólares anuales, también de fuentes privadas, procedente más de instituciones, no tanto de particulares, en su mayoría de los Estados Unidos.
A pesar de los controles que mantiene el gobierno sobre las remesas, todavía queda del lado de los receptores un buen margen para manejarlas. Los gastos e inversiones los hacen sus recipientes, a su discreción, y realizando actividades tanto autorizadas como ilegales. El gobierno, por su parte, se queda con el monto agregado de casi todas las remesas, que capta a través de las tiendas y servicios dolarizados, aún cuando algunos de ellos estén destinados sólo al turismo extranjero. Las remesas, una vez convertidas en divisas, engrosan finalmente las finanzas del régimen en la atractiva modalidad de capital fresco, otro puntal más del que dispone el régimen actual “para salir de la crisis”.
16.El rompimiento del control gubernamental en la provisión de bienes y servicios tiene consecuencias diversas. Ya el estado cubano no es el único proveedor directo de bienes y de servicios de primera necesidad para la 65 población. En su lugar, asumió un nuevo papel que antes no tenía: el de intermediario, pero de bienes que no produce, ni está en capacidad de comprarlos o conseguirlos por donación.
En adición, ahora tiene que hacer llegar a sus destinatarios lo que
intermedia, pero en condiciones de competencia, es decir, haciéndolo con la misma eficacia que lo hacen los pocos distribuidores privados que están autorizados por el gobierno para llevar a cabo tareas de distribución en la Isla.
17.La permanente escasez de bienes y servicios fomenta el consumismo a cualquier precio. La escasez generalizada convierte el consumo en una frustración casi segura, aún cuando el potencial comprador tenga el dinero para conseguir lo que busca en la red comercial . Hay una regla práctica en los mercados cubanos de uso diario: “la demanda excede a la oferta”, y ésta última “es errática”. La compra diaria se vuelve una obsesión, una “pesadilla cotidiana” como lo llama Trabajadores, y ante esa perspectiva, el consumidor apela a cualquier medio con tal de conseguir lo necesario.
La escasez viene afectando a casi toda la población cubana por décadas, como lo prueba la libreta de racionamiento en vigencia por casi ya treinta años . Pero ahora la carestía se siente con más intensidad, sobre todo entre los cubanos que no reciben remesas del exterior ni pertenecen a la clase dirigente política o burocrática. Hay muchos productos, incluso ofertados en tiendas gubernamentales, que si no se tienen dólares, no se pueden comprar.
Se estima entre la mitad y las tres cuartas partes del total de la población cubana la que se encuentra en estas condiciones por no recibir remesas, aunque ello no excluye que “tengan dólares”. Los consiguen a través de transacciones ilegales en el mercado negro, o porque trabajan en las áreas del turismo, en empresas extranjeras o en nacionales, que pagan a sus asalariados una porción del sueldo en dólares -menos de la mitad- porque sus empresas generan divisas en las ventas.
18.Las varias tasas de cambio del peso cubano frente al dólar en el mercado nacional -pesos convertibles, mercado negro y tasa oficial- fomentan la corrupción. En un mismo día, la tasa más favorable puede llegar a multiplicar varias veces la menor, que siempre es la oficial. Esto dificulta hacer transacciones en el mercado a un precio justo, siendo más complicado el asunto en los productos o servicios que contengan algún valor agregado de procedencia externa. En las transacciones realizadas en Isla donde intermedie una moneda, el peso cubano ha quedado por debajo de cualquier moneda dura, con preferencia del dólar norteamericano y del euro. Esto está fomentando la circulación de dólares falsos a nivel de calle. 

19.Algo parecido, pero por otras razones, sucede con los productos de origen enteramente nacional, en particular los agropecuarios, cuando se compran y venden en los mercados tanto en el normado, como en el libre y en el negro. Las irregularidades en el precio y calidad se deben en estos productos al flujo errático de la producción agrícola cubana y a las ineficiencias que muestran los sistemas de almacenamiento, refrigeración y distribución. Por eso, un día sobran y al otro faltan.
CONCLUSIÓN
Como se ve, hay una multiplicidad de factores convergentes que están fomentado hoy la corrupción en Cuba, que pueden ser referidos a tres vertientes causales: abusos del poder, ética permisiva y debilidad institucional. Este trabajo, por su naturaleza, no ha siquiera relacionado los factores entre sí, ni tampoco los polos analíticos utilizados.
Si existiera una voluntad política en el gobierno de turno en Cuba, cualquiera que éste fuera, mucho de esta costosa lacra podría eliminarse poniendo en práctica una decidida reforma del estado cubano, a fin reducir drásticamente la corrupción generalizada que existe en la Isla.
La reforma estatal debería atacar factores como los aquí comentados. Aunque la tarea a primera vista parece inmensa, aún a mediano y largo plazo, dentro de un esfuerzo estratégicamente diseñado, podría simplificarse, y volverla más viable si se aprovecharan las tangencias, conexiones y traslapes que factores como los aquí mencionados mantienen entre sí, además de otros que, por la misma naturaleza de este trabajo y por las limitaciones profesionales que tiene el autor como sociólogo, ni siquiera se mencionan. El trabajo conjunto de un equipo multi-disciplinario, efectivamente coordinado, podría apoyar para vencer la limitación antes señalada.
Además, una vez iniciada la reforma y habiéndose evidenciado ya logros de distinto tipo -preventivos, de contención y correctivos contra la corrupción- también pueden aprovecharse los efectos sinérgicos que de hecho se provocarían por la agregación de los resultados y por las acciones simultáneamente realizadas en la marcha por lo público estatal y no estatal.


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