La historia hará justicia a Jose Luis Rodríguez Zapatero. De casas y zafras.

Me refiero a lo económico, porque respecto a Cuba no tengo nada que agradecerle al presidente del partido "socialista" "obrero" "español". Entrecomillo "socialista" y "obrero" porque reniego del populismo que alude demagógicamente pero tal vez necesariamente  al sitio que se dan frente a la "derecha", otra falacia que propone al capitalismo como sistema económico, como si quedara alguien entre los socialistas que no lo propusiera. Y entrecomillo español porque no es políticamente correcto, en el tsunami de descerebramiento generalizado de este país con himno sin letra, con bandera escupible y 21 autonomías que defienden ser parte de un todo sin nombre ni entidad, cosa absurda donde las haya.
Zapatero ha sido optimista en la crisis, con ese optimismo del que hablaba Ronald Reagan del niño al que Santa Klaus deja una pila de mierda de caballo a la puerta de su casa y se pone a cavar con entusiamo buscando si debajo hay un pony. Zapatero no ha querido disminuir en los tiempos malos de nivel de prestaciones sociales, hasta ahora que ha debido hacerlo.
Por su parte el PP se ha dedicado a sabotear y acelerar el infarto del país, rodeado de infartados y con el colesterol y la presión sanguínea altos, repitiendo, mucho antes de que la menos olita de signos rozara nuestra playas, a que te da el infarto, a que te da, a que te da el infarto, a que te da, a que te da el infarto, a que te da.
Recuerdo la rección justificadamente airada del presidente - que es tan Zen como Yoani Sánchez-mientras Aznar recomendaba no invertir en España,  pintándola con los colores del caos, todo en honor de aquella manía de pedir que nos saquen un ojo si con eso le sacan dos al enemigo.
Seamos honestos, aunque no lo digamos públicamente :
¿Zapatero ha inventado el hecho de la dependencia secular de España de la industria de la construcción? Sí, tanto como inventó Cuba la dependencia secular de la industria azucarera. Venían las vacas gordas, y todos a vivir, llegaban las flacas y todos jodidos, salvo los sindicatos, que reciben de la diestra y de la siniestra.
Los sindicatos son aquellos que critican al capitalismo pero están comprados por él, sus delegados sindicales nombrados entre los jefes de departamento de las empresas y por tanto obedientitos al jefe en gran medida.
Mi vecina rusa sufre agarrones de nalgas y escuchar la frase "rusa de mierda, si no te gusta el hotel te vas", cosa muy grave ¿no? Y lo hace su jefe que es enlace sindical. Si lo denuncia, no le renovarán el contrato. Los sindicatos ven el mal y callan porque les engrasan el bolsillo desde todos los frentes.
Nadie más aborrecible que los vividores sindicales, vestidos aposta con ropa sin marca y sin gusto, un tanto desaliñados para engañar al pueblo, y lo peor es que lo consiguen. Muchos enlaces sindicales son como el tutor de un alumno que a la vez es su profesor: vete a quejarte a él de que él te suspendió...
No, Zapatero no inventó la crisis hotelera aquí en Canarias, ni por la parte de la construcción ni por la bajada de los visitantes extranjeros, y de su nivel de gastos cuando vienen todo incluído.
España colocó todos los huevos en una sola canasta, y lo mismo ocurriría si gobernara el escupe eshes de Rajoy. ¿Qué habría hecho? ¿No eliminar un cheque bebé al que se opusho? ¿Acasho no recortaría los gashtos públicosh?
Zapatero ha reducido el sueldo de los funcionarios y el escupe- eses se opone.
Zapatero ha congelado las pensiones y el escupe-eses se opone.
Zapatero propuso reducir gastos y el escupe-eses airado le preguntó para qué.
Hombre, Rajoy, no rajes tantas sandecesh que dash pena. ¿Acaso no lo sabes ya?
Pues para comprar el silencio de los sindicatos, entidad que yo me cargaría pero ya,sustituyéndolos con más inspectores de trabajo y más inspectores de hacienda.
Un país con un 25 % de trabajadores para el estado, o funcionarios, no necesita más leyes sino quien las haga cumplir.
Dejen de robar y de otorgarnos lo que es nuestro, cosa que a España le encanta hacer.
Y dejen de ofrecernos circo como Sálvame de Luxe y Mira quien baila.
Quiero ofrecer a los lectores de fuera, en un video, una muestra de cómo estamos pasando la crisis.