En Cuba dejaron de enseñarse valores religiosos y ese vacío no se sustituyó con otra ética. Con una de respeto al individuo, que no es lo mismo que ser fiel a un sistema, y menos por injusto que éste sea. Sigue la pregunta de Pablo , ¿quien les enseñará si nadie les predica? Si no hay temor a Dios , ni sentido del error o del pecado, por qué no mentir, por qué no robar, por qué no delatar, por qué no ser injusto falso envioso y en definitiva por qué no matar.
Pero ¡cuidado! Se dice que Dios escribe recto sobre renglones torcidos. Se cree que Jesus fundó algo sagrado , la Iglesia, sobre gente imperfecta. No debemos culpar a la una por lo otro. Pero en las circunstancias de Cuba actuales, no podemos dejar de presionar divulgando y repitiendo que están dialogando y sonriendo con alguien que aún mantiene presos y viola los DD HH. La Iglesia es muy sensible a la imagen que da, y según está satisfecha de mostrarse como mediadora con logro de resultados, también se sentirá mal si insistimos una y otra vez sobre esto. En mi opinión, no debermos perder tiempo debatiendo si hay que agradecer las liberaciones – ¡solo una!- o a quién, hasta qué punto las Damas de Blanco presionaron , o si volverán a las calles después de las cinco semanas de tregua. Que esta visita de Mamberti sirva para ellas no tengan nunca más que salir, gracias a nuestra presión.
Siempre recordaré la espera interminable, una masa informe de tiempo, no día por día, mientras esperaba se cumpliera la amenaza- promesa del Telegrama: un avión de Iberia nos sacaría de la patria- infierno. Era 1971, justo después de los diez millones que nunca fueron, mientrasCastro se cagaba en lo que no está escrito y los Van Van no se ponían colorados porque ya eran de color, cantando más fuerte que nunca que los diez millones Van, Van, aunque no habían ido ni irían jamás. Un avión nos sacaría, nuevecito, sin grafittis en los asientos y con aire acondicionado- pronto iba a descubrir que eso existía-; nos guiarían un piloto galante y una tripulación vestidos de un bello azul prusia con emblemas brillantes, tal como yo ya los había visto caminar en por la ardiente pista, tan elegantes que prometían un mundo sin roturas o arañazos ni guaguas Ruta 18 inclinadas a un lado , desafiando el centro de gravedad. Me habían puesto la miel en los labios 30 días antes, pues nuestro telegrama llegó el día que despedíamos al último familiar querido y anciano. Y me pasé cinco por seis veces de días mirando al cielo y al suelo, observando las últimas diapositivas capturadas por la mente para el recuerdo de mi perro, de mi casa despintada ya ( obra de mi hermana y yo, aún Cronos era inocente), del barrio. Gente que iba y venía , sin sospechar que los filmaba en mi memoria, absurdamente anodinos en su deambular.No sé porqué mi disco duro eligió para la pervivencia a una mujerona gorda que se sentó en un rellano de la calle Peñalver; no recuerdo su color, ¡extraño!aunque vea su caray como se secaba con el dorso de la mano el sudor del sol impíode las doce. Y así, sin volar volando, llegó el día del madrugón. No sé con qué vistieron a mi hermana, pero ahí mismo llegó mi "embutimiento" en un traje horrendo hecho a medida, con solapa, azul pastel, no sé si ya dije horrendo, reciclado del de un muerto por un sastre mariquita, al que bauticé como Tatica desde que le leí a Cabrera Infante describir a uno igual en alguna novela, La Habana para un infante difunto- si la memoria no me traiciona como Fidel al país que me disponía a abandonar, a traicionar dejándolo; tenía por eso un nudo en la garganta- qué contradictorios somos. Pero cómo soportar la mirada de reproche de mi perro Chuchi, que se olía algo y no era comida. Poco más tarde Rancho Boyeros, temperatura ¡cinco grados!, y los consejos finales de mi padre, obsesivo, mientras mi madre freía huevos mirando con aprensión en derredor: -Si alguien los llama aparte a alguna sala- eso era con mi hermana y conmigo-y les pregunta los motivos del viaje, ¡escúchenme bien, que yo no podré entrar con ustedes! -¿Por qué no? No somos contrarrevolucionarios, somos niños. -¡Shh, cállense y atiendan! MOTIVOS FAMILIARES. No digan ni una palabra más. La nueva tanda de huevos fritos de mi madre la interrumpió un miliciano, que nos mandó pasar a la pecera. Creo que no hubo separación, pero nada recuerdo a partir de ahí, hasta el oficial pelirrojo -¡extraño!-de Iberia enjugarse el sudor diciendo, mientras cerraba la puerta del avión : -Temperatura exterior 22º. -¿Y en Barajas? quiso saber alguien. -Mejor no se lo digo.- sonrió, travieso. Al oír aquello un viejito español que viajaba solo, empezó a pedir una baraja para jugar al tute. Llevaba un cartelón al pecho, que lo marcaba como incapaz mental. Más tarde se pasaría el vuelo pidiendo que abrieran la puerta porque se bajaba en Cuatro Caminos. Lo último que vi fue prados verdes e incontables palmas reales antes del mar azul. Treinta años después me hice con una imagen del barrio donde yo un día corretée, intentando, sin éxito, lograr un autógrafo de Sonia Calero.
Total, tienen ya la mitad del trabajo hecho: destruir la economía. Les restaría repartir la miseria. Bueno, qué carajo, sí que lo sé: ellos sólo se meten donde pueden robar. Y los haitianos, muchos analfabetos e iletrados, no son sin embargo tontos: Doy 1000 euros al que me muestre una patera de haitianos que vaya a Cuba, ese paraíso del trabajador.... cuando ya se fue de allí. La misión del socialismo es destruir la riqueza que prometía repartir. Un sistema maldito.
No es la primera vez que blogs del bando político que profeso olvidan dar entrada a colaboraciones mías, que de otro modo no podría aquí, para no repetirme como el ajo. Se diría- y me digo- que saben que sus blogs tienen mucha mayor difusión que el mío, y como no gustan de mi opinión, fidelinamente "olvidar" darle luz verde.
Por tanto me disfrazo de nuevo de hormiguita paciente yoaniera, y sin elegantemente evitando citar los censuradores, ruego paciencia leerme repetido.
Dicho con todo cariño a los tarados, tarados: a mí el byte publicado no me lo pagan a nada, ni Raulés II ni la mafia de Miami, el primero porque no tendría conqué ( ni siquiera me queda familia en la cárcel por la cual temer) y el segundo porque es una entelequia que no existe, en parte porque los batistianos ya duermen en el cementerio de Flaggler, y porque la que verdaderamente queda, que son los mercaderes de envíos y vuelos a Cuba con divisa para el régimen, y yo, no tenemos nada en comun. Esa mafia bi-nacional y bi-moral tiene su derecho legal pero amoral a hacerse rico a medias con las FAR, mientras se ríen de la mantención del bloqueo, sin la cual no vivirían.
Pero por razones de derecho y con las mismas razones, nunca dejo que la censura me doblegue.
He aquí lo que se atoró en tierras francófonas:
Lo de la carta de los 74 es cuestión de opiniones. Yo no veo más que un grupo de personas que acaban de descubrir lo que es no seguir incomunicados, gracias a Internet y a twitter y que piden más. Hay un hambre de noticias de afuera, porque dentro son 4 gatos los que tienen "cell": es como si de fuera les llegara la esperanza, como si se tratara de los esquimales de Igloos en la noche. El nuevo acceso es hacia fuera, debido al precio de lo que cuesta hacia dentro en cualqueir hotel habanero.
Según la Chevalier des Letres , (en francés caballo, -que ni siquiera yegua- de las letras) y doctora House-noris Cáustica por la Universidad de la Sorbetona, resulta que Fariñas y Yoani sincronizan con el régimen sus movidas para tapar lo que se cuece; curioso que sea el justo el revuelo armado por Patatica Valdés,entre otros, lo que eclipsa la salida de Ariel Sigler. ¡Qué hubiera sido, si la C-74 hubiera sido dada a conocer después de Ariel! Es la ley del embudo: invento porque quiero y tiro porque me toca. Y lo peor es el eco que encuentra, no importa cuán absurdo. Me explico- y ya me duele repetirme. Se regala directamente divisa y mucha directa al régimen, cada vez que se envía a Cuba. Sólo piensan en el familiar- lógico, aunque se trate delmismo hipócrita que agita banderitas el 1 de Mayo-, que recibe el bien mientras Raúl se queda el oro. Lo mismo cuando viajan. Es más viajar de España a Cuba, o más barato enviar yo a Japón una TV que de Miami a Cuba. Y eso no les parece mal. Tampoco el comprar online productos fabricados por el pueblo ( Tukola, cerveza Bucanero, la perdumeria de Suche Camacho, carne a 21 euros el kilo…) Todo eso lo hacen por su familiar, y el oro a Raúl.
Pero cuando la C-74 plantea que se LE VENDA a Cuba los implementos agrícolas para labrar la tierra, se rasgan las vestiduras alegando dar oxígeno al régimen. Lo mismo cn las visitas de los americanos, con cuya ausencia como todo el mundo sabe el régimen “se vino abajo” y con cuya presencia “volverán a coger auge”.
Por lo que a mí respecta, Patatica Valdés puede emplear a fondo toda su maquinaria para ver si vuelve a vender novelas donde los barcos encallan con rocas flotantes y Camagûey existe 200 años antes de su fundación, pero deber respetar el derecho a la duda con respecto a Yoani Sánchez y a Fariñas, y dejar de llamarles teatreros corrompidos. La Doctora House-noris Cáustica debería tener la decencia de no afirmar ante la duda; es inmoral acusar a Miriam Leiva de mantenida, y absurdo sospechar de teatro a quien llama sin tapujos asesino a los Castro, como es indecente acusar a Yoani de enriquecerse con la muerte de OZT y de fabricación del gruo Prisa. ¿Al final, quién de las dos es instrumento del régimen? Y que la acuse ella, que ha sido acusada de ser producto de marketing de la editorial Planeta.
“Después de leer la última novela de Zoé Valdés, Lobas de mar (Premio Fernando Lara, de la editorial Planeta), resulta imposible imaginar por qué esa editorial invierte —porque, sin duda, se trata de una inversión— miles de dólares en premiar otro libro más de una autora, cuyas novelas suelen estar llenas de errores históricos, geográficos, etnológicos, gramaticales y estructurales.”
Y ahora, si ustedes quieren, pueden decir que también yo soy producto de ella misma para autopromocionarse. Ella jamás lo dirá, claro.
Volviendo a la C-74, la disidencia externa debe dejar de considerar a la interna como a) incapaz mental de saber lo que es bueno o b) teatreros del régimen. Eso se llama puro paternalismo ofensivo y absurdo, por no mencionar del desvelo por regalarles el pescado en vez de venderles la caña de pescar.
Foto: Manuel Pereira Hemos dejado para el final a Manuel Pereira, el único del grupo de escritores que no califica entre aquellos que le han hecho sombra a Valdés, puesto que no es tan conocido como sus colegas. El único delito de Manuel Pereira (a quien ella acusa de “comprometido con el régimen” por sus novelas El ruso y El comandante Veneno, pese a que otros escritores de la isla han publicado novelas de mayor corte político) es que fue su esposo. Con Pereira, Valdés ha desplegado una de las prácticas más despreciables que puede emprender un escritor contra un ser humano: se ha dedicado a caricaturizarlo en sus novelas, donde no pierde oportunidad de insultarlo, vejarlo y hacerlo aparecer como un monstruo. Fue lo que hizo, por ejemplo, en La nada cotidiana, cuando lo convirtió en el personaje de El Traidor. En lugar de ventilar sus problemas de pareja a puertas cerradas, esta señora se dedicó a increpar y a difamar de Pereira en ese libro. No le bastó con el escándalo que ella misma provocara en la embajada en París, cuando la enviaron de vuelta a La Habana porque se descubrió que engañaba a Pereira con el mencionado funcionario (ver primera parte) José Antonio González, con quien se casó después. Pero aquello le pareció poco. No satisfecha con haberle traicionado públicamente, Valdés arremetió sin piedad contra él en esa novela para crearle una imagen detestable. Y quizás para cubrir su propia culpa, ha seguido atacando al hombre de quien se divorció hace ya más de veinte años con una tenacidad que raya en la demencia.
No conocemos las interioridades del matrimonio Pereira-Valdés, pero con esa actitud y afán de venganza personal, quien ha quedado muy mal parada ha sido ella. Cualesquiera que hayan sido sus defectos, Manuel Pereira, como todo un caballero, jamás ha dicho una palabra sobre o contra Valdés en ningún sitio público. Aunque el escritor vive actualmente en México, dedicado a escribir su obra y a vivir de su trabajo como profesor de Literatura y de Historia del Arte en la Universidad Iberoamericana, donde se sabe que es reverenciado por sus alumnos, Valdés sigue destilando veneno contra el hombre con quien una vez estuvo casada. Y de nuevo habla con verdades a medias. No menciona que Pereira, como otros tantos miles de cubanos, también se decepcionó del régimen. En su novela Insolación (Editorial Diana, 2006, México), Pereira describe ese proceso y convierte a uno de sus personajes emblemáticos anteriores en un joven desilusionado ante lo que ocurre en la isla. Como bien lo describiera el periodista Andrés Reinaldo, de El Nuevo Herald, la novela “Insolación es la crónica de un colosal fraude histórico visto con los inocentes y por tanto implacables ojos de un joven que perdió su piel en la utopía.”
Sin embargo, por alguna terrible deformación de su carácter, Valdés es incapaz de ver o apreciar ninguna de esas cosas. Mientras en muchos sitios de Internet es posible ver las fotos de decenas de escritores cubanos que se reúnen en lanzamientos, ferias, recitales de poesía o cenas, compartiendo como colegas y amigos, sin discriminar dónde y cómo viven, en las lastimosas fotos que Valdés coloca en su blog siempre aparecen los mismos cuatro o cinco rostros de siempre… ninguno de los cuales, además, es escritor. Uno tras otro, Valdés ha ido alejando a quienes fueran sus amigos, especialmente a sus ex colegas de letras. Para nadie es un secreto que ya ha perdido las nueve décimas partes de sus amistades, y que muchos de quienes todavía le hablan, la tratan a distancia. Es obvio que el problema no está en el resto de las personas, sino en quien origina esa fuga masiva de amistades.
A medida que la pésima calidad de sus libros se ha hecho más evidente, su afán de publicidad ha encontrado un nuevo filón. Si Valdés quiere destacarse como figura política es dueña de hacerlo. Pero no le hace ningún bien dedicarse a difamar o sembrar intrigas. Todo lo contrario, la reacción que provoca es muy adversa. Debería fijarse mejor en lo que le ha sucedido muchas veces a los políticos cuando han intentado hacer sus campañas atacando a otros: el resultado siempre ha sido funesto para ellos. Ya le ha ocurrido a la propia Valdés en otras ocasiones, y le seguirá ocurriendo mientras insista en sus ataques contra quienes ni siquiera la toman en cuenta cuando hablan o escriben.
Como es evidente que a Valdés le molesta que le recuerden su pasado, lo mejor sería que se abstuviera de recordar o citar el de los demás. Cada vez que lo haga, cada vez que vuelva a mencionar nombres o a levantar dedos acusatorios, estará expuesta a réplicas como esta. Ya se sabe: “Quién a hierro mata, a hierro muere”. Lo mejor para su salud mental sería olvidarse de esos escritores con los que ella parece tan obsesionada. Más bien debería imitarlos y hacer lo mismo que ellos hacen con ella, es decir, ignorarla olímpicamente. Es obvio que todos están demasiado ocupados con sus propios asuntos y sus libros… algo que la bilis de la señora Valdés parece incapaz de asimilar.
Mi nota
Otras víctimas ( todos escritores, que no se cuentan entre sus amigos, y a los que ella procura que Planeta no los "produzca" ni lance como voces disidentes de Cuba, tal como hizo con ella):
Wendy Guerra, Leonardo Padura,Pedro Juan Gutiérrez,Raúl Rivero, Daína Chaviano.