Mi
madrina tenía un truco para triplicar el huevo batido, porque tenía arte para
batir la clara antes de la yema sin separarlas en el mismo plato. Ese era el único
y aburrido modo en que yo podía comérmelo.
Ni ‘fritos con agua’ y menos si los ponían encima de la harina de maíz. Dicha harina
es gruesa y arenosa, sobre todo si no hay nada con qué cocinarla. La de aquella
época venía mal molida y llena de gorgojo vivo ( claro) era un asco pensar en
comerse aquello aunque mi hermana podía con todo.
Mi padre no tenía huevos a
desafiar las leyes trocando por comida extra sustraída de las tiendas en La
Habana ni el el campo los peines de cuerno de vaca que él fabricaba; cuernos hervidos hasta quedar suaves, segados en dos, aplanados
en prensa , trazados diente por diente, luego esos dientes alisados y pulidos
que no había peines de Carey que les
hicieran sombra, sobre todo porque no quedaban transparentes^^.
Más huevos
tenía mi padre para cambiarlo por tabaco, una porque fumaba, y otra porque cómo
temer a la misma chivata del comité.
En el
1967 yo ya tenía más de siete años, por lo que no tenía derecho a leche. Pero
mi madrina, mayor de 65, sí. Y ella me fabricaba requesón, sin tener idea cómo ( y sin cuajo..); aquello era agrio; no
siempre había azúcar para tragarse aquello. Me daba muchos gases, y apestaba
toda mi cartera escolar.
Decir
que en Cuba no se pasa hambre es ignorar que las ratas gordas de basurero
tampoco la pasan. Tampoco hubo muertes por inanición en la posguerra española,
aunque llegaran a venderse ratas, como contaba un catalán vecino nuestro
republicano y separatista que por cierto se llamaba Joan Miró, como el pintor.
Y las
necesidades cuando no se viven no se creen, sobre todo no las creen los que no
desean creer –ya que creer siempre fue voluntario-, más que aquello que les
gusta creer.
Para
los más neutrales las necesidades tampoco existen si no pueden ser vistas y
fotografiadas las calles. La prensa nunca va al Fanguito, y además en la Habana
, con una fuente de reubicación constante debido a las viviendas de los que
huyen , la primera precaución del gonierno es que esa pobreza ocurra bajo techo.
Hace tiempo esa fuente se agotó o quedó corta. Robándose las mejores para los
dirigentes y chivatientes, nadie ve indigentes mal-viviendo , ni los cucaracaheros inmundos de La Habana, sin
agua corriente o desagüe de aguas albañales, unas instalaciones de gas que no
pasarían una inspección concienzuda y no sobornada.
Al
saber de estas quejas que duran ya 54 años, los hipócritas primero las niegan,
y cuando los rodeas de evidencia te salen con lo del bloqueo.
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