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lunes, 24 de septiembre de 2012

Hambre y pobreza en la Cuba de Castro



Mi madrina tenía un truco para triplicar el huevo batido, porque tenía arte para batir la clara antes de la yema sin separarlas en el mismo plato. Ese era el único y aburrido modo  en que yo podía comérmelo. Ni ‘fritos con agua’ y menos si los ponían encima de la harina de maíz. Dicha harina es gruesa y arenosa, sobre todo si no hay nada con qué cocinarla. La de aquella época venía mal molida y llena de gorgojo vivo ( claro) era un asco pensar en comerse aquello aunque mi hermana podía con todo. 

Mi padre no tenía huevos a desafiar las leyes trocando por comida extra sustraída de las tiendas en La Habana ni el el campo los peines de cuerno de vaca que él fabricaba;  cuernos  hervidos hasta quedar suaves, segados en dos, aplanados en prensa , trazados diente por diente, luego esos dientes alisados y pulidos que no había peines de Carey que les hicieran sombra, sobre todo porque no quedaban transparentes^^. 
Más huevos tenía mi padre para cambiarlo por tabaco, una porque fumaba, y otra porque cómo temer a la misma chivata del comité.

En el 1967 yo ya tenía más de siete años, por lo que no tenía derecho a leche. Pero mi madrina, mayor de 65, sí. Y ella me fabricaba requesón, sin tener idea cómo  ( y sin cuajo..); aquello era agrio; no siempre había azúcar para tragarse aquello. Me daba muchos gases, y apestaba toda mi cartera escolar.

Decir que en Cuba no se pasa hambre es ignorar que las ratas gordas de basurero tampoco la pasan. Tampoco hubo muertes por inanición en la posguerra española, aunque llegaran a venderse ratas, como contaba un catalán vecino nuestro republicano y separatista que por cierto se llamaba Joan Miró, como el pintor.

Y las necesidades cuando no se viven no se creen, sobre todo no las creen los que no desean creer –ya que creer siempre fue voluntario-, más que aquello que les gusta creer.

Para los más neutrales las necesidades tampoco existen si no pueden ser vistas y fotografiadas las calles. La prensa nunca va al Fanguito, y además en la Habana , con una fuente de reubicación constante debido a las viviendas de los que huyen , la primera precaución del gonierno es que esa pobreza ocurra bajo techo. Hace tiempo esa fuente se agotó o quedó corta. Robándose las mejores para los dirigentes y chivatientes, nadie ve indigentes mal-viviendo , ni  los cucaracaheros inmundos de La Habana, sin agua corriente o desagüe de aguas albañales, unas instalaciones de gas que no pasarían una inspección concienzuda y no sobornada.

Al saber de estas quejas que duran ya 54 años, los hipócritas primero las niegan, y cuando los rodeas de evidencia te salen con lo del bloqueo.

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