Lo que me jodió las navidades este año.
No fue ninguna acción de ISIS, ya que no miro los videos de decapitaciones ni espero otra cosa de ese grupo, que despierta, incluso entre musulmanes, espanto mezclado con admiración, ésta debida a que el odio a los judíos se ha hecho extensible a los estadounidenses y al occidente entero -gracias a la propaganda rusa y de todos los grupúsculos antimericanos- ese hemisferio del que, o no pueden formar parte o no están capacitados para formarla, ya que su religión los castró para el disfrute de la vida al nacer. Quien me contradiga, que empiece por decirme porqué es inconcebible un simple baile decente en esos países, como el boogie woogie o el tango o la salsa- ni vayamos al reggaetón…Curioso luto vital para una religión que afirma que Allah no considera al humano nacido en pecado.
Lo que me jodió las navidades este año fue la simple frase del dueño de un taller mecánico. Es un jefe moderno, dirigiendo una empresa española que ignora, insensatamente, a clientes que van a comprarle , haciéndoles esperar y sin darles ni los buenos días, como no sea con ese aire de ‘’viniste a molestarme cuaando más ocupado estoy’’. El taller también es moderno, o sea, lleno de automóviles esperando reparación e medio del reinado descarado del estrés y de la mala cabeza de no tener ni quien te atienda, ni que, cuando aparezca, sepa decirte el precio de nada, sea auto de uso o una pieza de recambio o de su disponibilidad caso de haber que comprarla: allí donde suena el teléfono sin que nadie lo responda no hay tiempo de llamar por teléfono a otro lugar donde nadie lo atenderá tampoco.
Y yo vi un mecánico flaco, consumido, inmóvil observando el motor de un auto con una extraña avería, enfrascado intentando descifrar el enigma; no estaba rascándose la barriga ni fumando, ese acto hoy pecaminoso que antes permitía concentrarse y hallar solucionesm, cuando Jefe por detrás y le mete tremendo grito, desconcentrándolo.
-¡Inútil! ¡Tu tiempo es mi dinero! ¡Este mes VOY A REBAJARTE el salario todavía más! ¡No te pago para que busques la solución, sino para que la encuentres! (aquí larga una blasfemia). ¡No me digas sí, sí, para callarme la boca, eres un inútil y delante de todos te lo digo! ¡Basta de pedirme piezas para probar, no las tengo, no soy un supermercado, hay que ir a buscarlas y pagarlas, tú sabes qué día es hoy inútil, estás yendo a ciegas, hoy está todo cerrado, basta de gastar dinero probando todo, acaba de reconocer que no sabes hacer tu trabajo y lo haré yo!
Todos están acostumbrados a los gritos del Jefe. Convencido de que si no está encima de ellos pierden el tiempo, resulta que es él quien les hace perder el tiempo. Por una avería pasan 5 mecánicos, porque no lleva el primero ni cinco minutos investigando algo, cuando el Jefe lo manda a buscar algo afuera o a desarmar otro coche y pone a otro, que no sabe hasta dónde trabajó el primero, ni qué encontró y, apenas caiga en la cuenta, tambiél a él le ordena hacer otra cosa y así sucesivamente…se quedan cables sin conectar, tuercas sin apretar. Y el cliente volverá pronto, y le contarán una mentira para salir del paso.
Abandono el lugar del crimen, dejando atrás el Arbolito de Navidad y sus muestras de vino y jamón para clientes en una Recepción donde nadie recibe y lo que te entran son tentaciones de robarles el jamón y la botella de vino, cuando me encuentro con la cubana que barre las calles y al oir mi historia empieza a hablarme de la explotación capitalista. Enlazando anécdotas, posa la hoja de palma sobre el latón cromado qie contiene las colillas y papelitos, como cerciorándose de que ningún vecino la vigila y se embarca a contarme una historia navideña cubana, que resulta mucho peor que lo que acabo de presenciar.
Su marido colocaba rejas en Cuba y un 24 de diciembre lo llama un teniente coronel a su casa. El marido va temblando, intentando adivinar el motivo y adelantarse a las respuestas.
-Olvídese de mis estrellas del uniforme y quítese la careta. Quiero encerrar mi casa con verja de hierro, no solo las ventanas, sino la casa entera porque me roban, militar y todo, ya que no vivo aquí . Calcule todo el material, todo el hierro que necesitará, he visto las fotos de las casas que usted hace y me gusta , usted trabaja bien.
Al civil se le va la sangre de la cara al oir de lo de las fotos.
-Le repito que no tema, esto no es una trampa, es un trabajo para mí. Haré traer una rastra con todo lo necesario. No puedo pagarle en dinero pero sí en especies, comida y ropa. Acompáñeme, por favor.
Le hace bajar por una rampa por la que a veces descienden vehículos cerrados y le abre la despensa; hay un supermercado allí dentro, ¡hasta ‘’arvellanas’’! (insiste la que limpia como si hablar de langosta) y manzanas, congelados y de todo tipo de carnes pescados frescos y mariscos.
- Dígame la talla de ropa de usted y calzado de su esposa y de sus tres hijas. Si no le sirvieran, eso se cambia.
El esposo aceptó, pues era las opciones eran ir preso por negarse o por aceptar.
Poco después llegaron dos señoras cajas, dice la que limpia.
-En mi familia "tuvimos de todo multiplicado por tres’’, pitusas Levi’s y de todo lo imaginable. Pero nunca olvidé ver la comida, tanta comida.
Aquel día germinó su deseo de abandonar Cuba, más que por caérsele ninguna venda de los ojo,s porque los vecinos empezaron a tratarlos como a chivatos, es decir, a evitarlos y a cogerles mala voluntad "por no resolverles también a ellos".
Quiero dejar claro que este militar cubano no estaba cometiendo ningún acto ilegal o contrarrevolucionario, su discreción y su sigilo se deben a que así se hace todo en Cuba contra el pueblo, sin alardes ni evidencias fotografiables. Todo lo ocurrido es, simplemente, la norma en ese sistema económico que tanto critica a los terratenientes y al elitismo privilegiado...
Por eso digo que la explotación comunista es la mayor hipocresía y la más asentada en los gobiernos donde entra y la más incombatible, por eso afirmo que es la verdadera explotación de las masas por parte de la dirigencia de esbirros de doble moral y ética cero...Por eso no comprendo porqué muchos se escandalizan de la svástica nazi pero no de portar con orgullo ignorante o malvado la hoz y el martillo, pues al fin y al cabo, los nazis van contra determinadas minorías, mientras que el comunismo va contra el obrero honesto.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario