Por más que busco, soy incapaz de encontrar una foto de la
Capitana Zaida Cantero, mostrada hoy en el programa de Antena3 “Espejo Público”,
entre varias otras fotos de esa militar que recientemente ha sido noticia por
revelar el acoso sexual que sufrió en el Ejército Español-¡donde acaba de ser
tipificado tal comportamiento como delito!-, y el acoso social al que fue sometida
durante y después del juicio´, efectuado en un Tribunal Militar, juicio que,
por cierto, ganó. La foto, aparentemente no tiene nada de especial, sobre todo
en España. Un grupo de militares agachados posando, la mayoría hombres (sin
hallar la foto no puedo confirmar este punto) y Zaida sonriente, acogida entre
los varones, a uno de los cuales ella rodea con su brazo. Este gesto,
aparentemente inocente, es impensable en otro país que no sea España, donde la
naturalidad nos consume y no nos prepara para la malicia jurídica* que llega de
fuera ni para los abogados del diablo -si es que todos no lo son – de otros
países. Dios me libre de insinuar que el gesto de ella da pie a lo que le
sucedió después, pero una foto así, en los Estados Unidos, le habría hecho
perder el caso. Pese a no estar en EEUU, me resulta curioso que dicha foto
aparentemente haya sido extirpada de Google. Y aunque le doy la razón a la
Capitana Zaida Cantero cien por cien, no dejo de preguntarme qué pasaría si un
militar macho rodease con su brazo el hombro de una colega mujer. Dado el nivel
tóxico de tele-basurización de las noticias, nos sería brindada una buena dosis crítica, yendo
desde el paternalismo machista condescendiente hasta el acoso sexual en germen. Sin embargo,
ingenuamente, vemos de lo más natural que una mujer parezca agradecer con un
abrazo "que los machos uniformados la hayan acogido en el seno del Ejército", ese
club donde los Testigos de Jehová no entran y dónde se entrena para matar y del que no
sé qué pensar, pues cuando digo que “en una guerra no hay otro malo que aquel que
está disparando ”, se me recuerda que eso “es tan desagradable e
inevitablemente necesario como el
sacrificio de animales que consumimos” o que “si quiero paz, debo estar
preparado para la guerra”.
·
*Corrían los años ochenta cuando empezaron a aparecer en TV mujeres estadounidenses esgrimiendo fotos o relatos de sus maridos jugando al caballito con sus hijos o hijas, como argumento para ganar el divorcio y por ende la custodia y el dinero. Esto nos ha alcanzado hoy y mejor callarnos que decir que una criatura es bonita, so pena de ser acusados por algún caza-recompensas jurídicas, el mismo que media otra más tarde defenderá la ablación sexual o la lapidación como agresión a la libertad religiosa de su cliente, en cuanto otée el aire socio-mediático y huela el más mínimo ‘’chance’’ de éxito.
*Corrían los años ochenta cuando empezaron a aparecer en TV mujeres estadounidenses esgrimiendo fotos o relatos de sus maridos jugando al caballito con sus hijos o hijas, como argumento para ganar el divorcio y por ende la custodia y el dinero. Esto nos ha alcanzado hoy y mejor callarnos que decir que una criatura es bonita, so pena de ser acusados por algún caza-recompensas jurídicas, el mismo que media otra más tarde defenderá la ablación sexual o la lapidación como agresión a la libertad religiosa de su cliente, en cuanto otée el aire socio-mediático y huela el más mínimo ‘’chance’’ de éxito.
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