No tengo cifras- casi ni creo en ella tampoco- sino lo que observo, y observo que avanza más rápido el número de hombres que prueban sexo entre ellos, que el número de mujeres que se atreve a practicar una nueva relación de sexo al ritmo que quiere un hombre. Aunque muchas hayan dejado de lado la idea de practicante rápida igual a puta, ni la sociedad lo acepta ni la propia naturaleza de ellas les da luz verde. Muchos y muchas no temen el avance gay, suponiendo que el que prueba es porque ya quería y tenía tendencia. En realidad no es así. Los medios desmitifican las fronteras religioso-prejuiciosas de lo que es ser maricón, publicitando- Piensen ¿quién quería un Ipad antes de ver el anuncio en las tiendas y los medios?. Aquí operan las mismas fuerzas de promoción, incluso mayores. La necesidad comercial del Ipad tuvo que crearse, en cambio el hombre tiene una necesidad incesante de eyacular. La socorrida masturbación no funciona lo mismo sin un aumento de estímulos audiovisuales nuevos. Internet juega un rol enorme en esto de la mano con ese mercado de deseo: los sites gays son mucho más accesibles y ofrecen mucha más calidad audiovisual que los heteros. Sites como cam4, zapcam -o el chatroulette que convirtió a su inventor ruso de 15 años en millonario- muestran claramente : de 10 usuarios que se exhiben o están de voyeurs, 7 hombres son hombres contra 3 mujeres. Son sites gratuitos y en directo. Y no los prohiben porque los mismos gran hermanos de la moral , o no hallan cómo, o están con la boca abierta. He observado que apenas hay parejas lésbicas, las mujeres no se están exhibiendo al menos según los alias que muestran. Curiosamente hay muchas mujeres hetero contemplando a los supermodelos gay pelándosela,es decir, a los ex-hetero que avanzan como el Tsunami.
Ellas siguen inseguras de proponerse al tipo que les gusta. Entre que milenios de evolución les pesa advirtiéndolas que aparearse sin control les dañará el bebé si contraen algo, mientras sube el nivel de humedad vaginal-libidinosa lentamente , para cuando se deciden, ya el que les quitaba el sueño se hizo maricón y engrosará las estadísticas de ex-heteros. Cada vez mujeres usarán más el despechado insulto de ¡maricón! y cada vez éste tendrá menor efecto. Y no sé qué será de ellas, porque ni por asomo creo que todo esto se convierta en un aumento del lesbianismo. Nunca ha sido una fuerza social activa la necesidad sexualidad femenina, como lo ha sido la masculina, con esa testosterona -fueran gays o heteros conquistando reinos y parejas sexuales.
Dicho esto, precisaré que ello no impide que la mujer se convenza de que el pene no es necesario para alcanzar su orgasmo, ya que a la postre no hay pene que incida en su verdadero punto de placer, que es el clítoris, por más que a veces, una grandísima calentura sí pueda , solo vaginalmente, hacerlas alcanzar el climax. Que terminen por comprender ésto explica bien el argumento de las lesbianas, pero no causa un aumento del número de estas porque la mujer no centra su vida en el sexo como nosotros. Los lectores imbéciles que tomen esta frase literal tienen un gran problema, no yo. No hablo de la actividad diaria cotidiana nuestra sino de lo que ebulle en segundo plano biológico, siempre, como las tareas de un antivirus. Y mientras a las mujeres se les caen muchos anillos de decepción, resulta que los neo-gays, o bien descubren que un pene en su próstata efectivamente daba placer , cosa que no dudo y luego explicaré, o bien descubren que con otro tipo se juntaron el hambre y las ganas de comer, ya que éste entenderá perfectamente la urgencia de un simple gozo, sin un 'espero-que- no- creas que soy puta, me pregunto- si- de- verdad -estás enamorado- de- mí- antes- de- entregarme-o-si -solo-quieres-follarme'. Yo creo que la versatilidad gay es un caso de solidaridad masculina, yo por ti mañana por mí, ya que las cámaras dejan claro que la mayoría de pasivizados pierden aquella erección furiosa en cuanto les tapan la salida trasera, por eso pongo en duda el mito del masaje prostático.
La legalización de los matrimonios homosexuales no ha de temerse . Que teman más bien, las mujeres, el mundo que las espera cuando, con sus reticencias, e incluso con ciertos abusos de falsas acusaciones de violación o acoso laboral, tan mediáticos como quizás fructuosos económicamente, vean convertirse al ¡¿Cómo te va, mamita? de hoy en el 'Disculpa cariño, es que hoy no he me depilado' de mañana.
Y esto avanza más rápido que el cambio climático.
De momento no me he sentido tentado a publicar esto con letra rosa, pero la próxima vez quién sabe.
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