Aquel gallinero de mujeres tenía lugar en Londres, una tarde de verano. La contrayente, hondureña, y todas las otras hispanas menos dos.
-Dieciocho pares de ovarios deseosos de alcohol, de salsa y de terminar la madrugada en un Boys- sonreía Urma, de Colombia- y precisamente tuvo que ser Yarisa la que joda la fiesta.
Se refería a Yarisa, de Cuba, el alma del alma de la gracia y la sonrisa.
-Óyeme- saltó la española imitándo el acento de la ausente-, cuando salga del baño le voy a cantar las cuarenta. Ella llegó ya tomada, cuando me beso apestaba a whisky.
-Eso es mentira ¿whiskey Yarisa? Yarisa toma ron, ché- corrigió Claudia, de Buenos Aires.
-Bueno pero que no hoda-insistió la española- que lleva muchos años fuera de Cuba para aguar la fiesta precisamente hoy tiene que darle la lloradera y el ataquito de nostalgia.
-Pero yo no entiendo quién fue la comemierda que puso Ya viene llegando.
-Ni modo, eso no es motivo-declaró Chavela de México, poniendo en pie demasiado bruscamente su 1.52 metros de estatura , trastabillando con su mezcal en la mano.
La otras callaron esperando verla aterrizar, pero ella lo notó y adoptó un aire estable separando las piernecitas enfundadas en su jean, tan requintado que le marcaban los labios de todas las escalas menores mayores e intermedias.
-Yarisa no puede oír esa canción- prosiguió-, ya le entró eso una vez en mi casa . La culpa es de Willy Chirino, a quien se le ocurre nomas incluir ese panfleto en un álbum bailable. Oigan, ella debe de estar bien mal. Voy al baño a checarla ¿si? Ahora vuelvo.
-Ok, dale. Tráela que la vamos a jalar de los pelos.
- Jalar? What does jalar mean?- preguntó Liz, bizqueando sus bellos ojos irlandeses estudiantes de filología hispana.
-Yank, pull- dijo Uma.
Y siguió a Chavela en la ruta de las lágrimas que conducía al baño, bajo la mirada displicente del camarerito guapito, posiblemente erecto detrás de la barra y soñando con la recalada de alguna gallina tras el Boys', algo no infrecuente, sobre todo el show de strippers las dejaba con ganas de más cerrando demasiado pronto.
Al rato volvía Yarisa, flanqueada por sus amigas que la sostenían de brazo como a una joven viuda, mostrando una medio sonrisa de disculpa.
Se dejó caer en el sofá mullido, casi desapareciendo en él, deseándolo. Sin levantar la vista dijo:
-Ya estoy bien porque vomité, perdonen el numerito.
-¡Perdonen ni perdonen! ¿Tú crees que está bien lo que tú hiciste?
Isis la española tenía hoy el día imitador y a Yarisa no le parecía gracioso, aun comprendiendo que ni iba en serio. Pero el horno no estaba para galleticas, es sí les detuvo la fiesta, mejor se callaba y seguía la broma.
Isis podía engañar a cualquier cubano haciéndose pasar por habanera. Por lo menos hasta que la cagaba al salirle la mezcla de registros andaluza, precisamente lo que sucedió a continuación:
- Yo no entiendo que queréis ustedes los cubanos. ¿Qué pinga pasa? ¿Perdieron a la madre? Supérenlo ya, coño. Yo me quedé huérfana a los 9 años y no voy por ahí jodiendo la fiesta a nadie. Cuba no es más linda que España.
-Y mucho menos que Guatemala- terció Uma. El paisaje de Cuba es bello pero monótono. Guatemala, no hay país más bello. Volcanes, lagos, playas, verdor.
-¿ Y Colombia qué? ¿Qué tiene Cuba que no tenga Colombia? Hasta chusmas , nuestras palenqueras. No jodan más con Cuba, Cuba, Cuba. Nosotros tenemos todas las flores y todas las frutas del inventario natural.
- Se creen el ombligo del mundo, es lo que pasa -gritó Chavela sin querer queriendo, pero bien podría ser el mezcal en ella. No pensaba dejar ni una gota, con lo que había costado la botella en el pub inglés- En México tuvimos un dictador, Porfirio Díaz , pero lo mandamos a la chingada, nos le viramos en contra, no andábamos llorando por los países no jodiendo despedidas de soltera.
Yarisa no pudo más. Se puso en pie, buscando su bolso con los ojos, en vano
-Me cago solemnemente en la madre de todas ustedes. ¿Donde está mi bolso? Hasta aquí llegué.
-No, hasta aquí llegó la mano de Fidel- quiso filosofar Uma, intentando aligerar el aire cargado de electricidad.
-Pinga Fidel. Pinga lo que me tomé-gritó Yarisa, yéndole arriba a Chavela.-¡Ustedes que son unas mierdas, cojones! Partía de indias, caraj..
Antes de acabar la letra o, le cayó un tortazo con sabor a guacamole y aliento de mezcal.
El inglesito camarerito saltó la barra de brillante madera y en un santiamén intentaba que la cosa no fuera a mayores. Su mano en la espalda baja de la cubana, poco a poco en los movimientos de la peleas se fue bajando hasta las nalgas hasta la hendidura de las nalgas, y allí se solazó, sin que ella hiciera acuso de recibo. Yarisa notó perfectamente lo que él hacía, y de repente sólo sintió deseos de que aquellos dedos calientes recorrieran su cuerpo, aunque una parte de sí le gritara que no tenía vergüenza, encima del insulto y la ofensa desear ser follada, para la completa humillación patria.
El proyecto de hombre ya apretaba su miembro durísimo contra las nalgas de ella, mientras lanzaba ademanes al sustituto de la barra, ademanes de que entendiera las circunstancias en la pelea de gatas junto a sus propias circunstancias sexuales; ésto lo indicó con dos guiños rápidos y separando su bulto una vez para que el otro comprendiera . Claro que lo entendió. Pero la barra no daba tregua y no podía unirse a la tocadera de culos disimulada. La pelea era ya sólo verbal , servía de show tongue -in-cheek a los clientes masculinos y en pareja, que apenas viraban el cuello para no perderse detalle, sin intervenir ni abandonar su sonrisa comprensiva. A hens party, what else is new...
Alguien les había llamado los taxis para ir al Boy, y una de ellas exigía saber quién y si las estaban echando, mientras otra discursaba que cuanto más les hicieran esperar más caro cobrarían. Uma decía:
-Chica, Yarisa olvida todo y ven.
-La jodiste pero puedes arreglarlo.
-A la que van a chingar es a ella -bromeó Chavela delatando el bulto del camarerito aspirante a macho alfa, tocándole el bulto. La muy chivata envidiosa...
Todo el pub vio eso. El machito alfa se azoró y se alejó entre la multitud evitando rozar a nadie, buscando refugio en la mini cocina, mientras ellas todas se reían. Salvo Yarisa. Acababan de estropearle el palo.
-Dale, vieja, en el Boys habrá más chance- le dijo Isis.- Allí sí que tienen tabletica de chocolate.
Liz recordó con orgullo que conocía esa versión inglesa del six pack de abdominales marcados.
Yarisa fue empujada hacia afuera, mientras preguntaba por su bolso que lo llevaba colgado del hombro hacía diez minutos.
Una zapato de tacón de aguja descalzado y un tobillo torcido más tarde, salió la útima gallina, volviendo el pub a suspirar tranquilo su silencio anglosajón. Apenas quedaban signos, salvo la convexidad de un pantalón negro de camarero y la concavidad de un sofá gris perla con bouquet de humo de cigarrillos y de nalgas hispano parlantes.