Dentro de un año llega a Miami Filiberto Hernández Luis, el jefe de la prisión
Kilo 8, después de desertar en Venezuela porque lo querían poner a dirigir un campo de re-educación política en el interior del estado de Amazonas. A la semana aparece en el programa de TV
María Elvira Live.
María Elvira: ¿Ud. no cree que lo que se le hizo a Orlando Zapata Tamayo fue inhumano?
Filiberto: Estoy completamente de acuerdo...
María Elvira: Entonces, ¿por qué lo hizo?
Filiberto: No, yo no le hice nada, era él quien no quería comer...
María Elvira: ¿Y las golpizas? ¿Ud. no mandaba a propinar golpes a los presos de conciencia?
Filiberto: No, yo de golpizas no sé nada. Eso quiero dejarlo bien claro.
María Elvira: ¿Ud. no supo de la terrible paliza que Orlando Zapata Tamayo recibió el 26 de octubre del 2009?
Filiberto: Me entero ahora. Eso era cosa de los guardias...
María Elvira: Pero Ud. era director, el jefe allí...
Filiberto: Cierto, pero yo no podía estar en todas partes. Mire, yo tenía mucha carga de trabajo, yo organizaba la educación de los reclusos, yo era responsable de la seguridad, yo tenía que velar por el mantenimiento de los equipos... también debía garantizar la comida, de no ser por mí los presos hubieran pasado hambre sin huelga...
María Elvira: ¿Qué pasaba con la comida en Kilo 8?
Filiberto: Escaseaba. No llegaba de Camagüey. Y cuando llegaba, se perdía. Yo hacía un gran esfuerzo para conseguir comida, y resulta que aquel prisionero no quería comer... No había gratitud, eso era un poco irritante, la verdad…
María Elvira: Y entonces Ud. le quitó el agua...
Filiberto: No, yo no, fueron órdenes superiores, y yo tenía que obedecer esas órdenes...
María Elvira: ¿Ordenes? ¿De quién eran esas órdenes?
Filiberto: De... de la máxima instancia...
María Elvira: ¿De Fidel Castro?
Filiberto: Bueno... de una instancia más abajo...
María Elvira: ¿De Raúl Castro?
Filiberto: De la oficina de Raúl, sí.
María Elvira: ¿Y Ud. no podía hacerse el de la vista gorda con el agua para aquel pobre hombre, que se estaba muriendo de hambre?
Filiberto: No, porque la mitad de los presos son chivatos... y los guardias, todos...
María Elvira: ¿Ud. está diciendo que la mitad de los presos de Kilo 8 son chivatos?
Filiberto: Bueno, yo no manejo cifras exactas, yo era sólo un funcionario de la prisión, pero sí se sabe que hay presos que trabajan para el DSE.
María Elvira: Y Ud. tenía miedo de que lo delatasen, si no mostraba mano dura con Orlando Zapata Tamayo en su huelga de hambre...
Filiberto: Exacto, María Elvira, yo vivía con ese miedo, yo también soy una víctima del régimen castrista.