¡Terminante prohibido! Los 2300 niños separados de sus
padres en USA no pueden ser abrazados, cargados o acariciados para evitar
acusaciones de tocamientos pedofílicos. Aunque no lo crean ésto parte de 1984.
El mundo despertó de su inocencia cuando al cubano- catalán Frank y a su mujer
Ileana, les cierra la guardería en Miami la fiscal del condado Dade,
Janet Reno.
Reno era sospechosa de ser lesbiana y androfóbica, pero también enemiga mortal
del abuso infantil en ritos satánicos.
https://www.pbs.org/wgbh/pages/frontline/shows/fuster/frank/summary.html
…
Reno no se pregunta si Fuster es o no un monstruo, pero va a
lograr que todo el mundo lo haga. A las fiscalías estadounidenses les encanta
condenar a alguien porque allí son electos y reelectos por el pueblo. De Reno
parte la idea de que Ileana confiese y le ofrece una reducción de condena si
acusa a Frank.
Reno no inventó el negociar la culpa, pero yo considero que
de aquel caso real parte la idea y la moda posterior del uso y abuso de este
tipo de acusaciones, reales o calumniosas por parte de las madres de para ganar
custodias (¡y pensiones!) en litigios de divorcio.
Por todos los Estados Unidos brotaban como champiñones
maridos condenados y desprestigiados, al principio boquiabiertos, luego
llorando impotentes, cuando su hasta entonces amante esposa lo acusaba de
''jugar al caballito con la niña o niño'' para rozar su pene erecto.
El fenómeno se explica por el país de origen. Los americanos
no perdonan el dinero y las mujeres allí no siempre ganan la custodia. Lo que
hoy llaman ''patriarcado'' es un hijo bastardo de aquel truco sucio y una
inversión de la realidad. Aquí han dejado de lado el aspecto del tocamiento
sexual porque las mujeres lo tienen más fácil. No veo patriarcado sino al revés
hay una infame prevaricación judicial femenina que, sin duda, alimenta los
casos de maltrato y muerte. El mensaje empírico a los hombres es: 'Va a
destruirte, llévatela por delante'
La ley del péndulo. Forzar el movimiento hacia un extremo
produce un viaje en sentido contrario con igual fuerza. En un mundo poco dado a
perdonar a quien nos daña no es de extrañar. La injusticia causada por el
Estado es inapelable y desesperante.
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