Mi suegro le prestó una vez 50 euros
a una toxicómana. No sabía que lo era, pero se murió sin
recuperarlos. Como era conocida suya, confió. La que sí sabía que
no los devolvería jamás era ella. Aquí cabe hablar de dos culpas
diferentes. La de querer ayudar y que dejó al prestamista sin su
dinero y la de mentir para conseguir el préstamo y fundirse el
dinero.
Grecia se acercó a cerrar el trato
con el FMI sabiendo que no lo pagaría, y esto lo dicen los mejores
economistas. Poco me importa si Grecia pudo o no, puesto que sabía
que mentía. En cuanto al FMI, poco importa si lo sabían o no, pero
seguro que si supieran que no verían un céntimo no les habrían
prestado. Les prestaron por una fe, por una creencia y por lo que presta
un banco. Cuando un banco te presta, no es el banco quien te da
dinero sino tú a él, y multiplicado por los intereses. Esa es la
lógica y la fórmula de un banco desde hace siglos, y Grecia, tan
sabia en otras cosas, no podía ignorarlo. Grecia a sabiendas estafó
al FMI y estafó a la U.E. Me estafó a mí en persona. Si dividimos
28 mil millones entre 48 millones Grecia me ha robado a mi 600 euros,
sin contar lo que ya le debo yo a mi estado, que por lo menos es MI
señor feudal.
Los imbéciles de siempre siguen
apoyando el impago de Grecia y haciendo alegatos anticapitalistas,
cuando todos sabemos en qué condiciones malviven los Siervos de la
Gleba de esos estados feudales donde el banco es las Fuerzas Armadas
encañonándote, cerrando el paso en tu huída de corral donde te
explotan como ganado, sustentándote con comida y vestidos indignos y
a cambio de vender a tu padre y a tu madre y hasta tu conciencia.
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