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Me reservo el derecho de publicar noticias ficticias -debidamente señaladas NF- cuando la realidad me aburra, alternando con mis entradas de opinión.

lunes, 13 de septiembre de 2010

¿Por qué no la traga?

Este escrito del dominical de El País, le viene como anillo al dedo a ciertos odiadores patológicos que todos conocemos o sufrimos.
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No intentemos agradar a todo el mundo. Siempre habrá gente que se muestre hostil hacia nosotros. Pero eso no debe socavar nuestra autoestima ni hacernos perder naturalidad.

Pocas situaciones nos causan tanto malestar como la certeza de que alguien de nuestro entorno “no nos traga”. Sea en el trabajo, en el círculo de amigos o incluso en la familia, sabernos censurados y rechazados hace tambalear nuestra autoestima. Todos somos, en mayor o menor medida, adictos a las opiniones de los demás. Por eso nos inquieta percibir que no sienten simpatía hacia nosotros. Cuando notamos frialdad, indiferencia o aversión por parte de alguien, nuestra primera conclusión es que hemos cometido algún error. Acto seguido, intentamos acercarnos a él con amabilidad, pero muchas veces solo logramos reforzar su hostilidad. Entonces nos preguntamos: ¿por qué no me puede ni ver?

No perseguir la pieza
“Aquello que la gente no entiende acaba convirtiéndose en aversión” (Elisabeth Landon)
La química de las relaciones humanas es tan compleja que a veces es justamente nuestro deseo de acercarnos a alguien lo que crea el rechazo. Así como el juego del amor aconseja no perseguir la pieza que se quiere cazar, sino provocar que la persona deseada venga hacia nosotros, también en las relaciones sociales se valora la distensión y la espontaneidad.

Renunciar a la máscara
“Es mejor ser odiados por lo que somos que ser amados por lo que no somos” (André Gide)
Tras la necesidad de gustar y complacer a todo el mundo se oculta una inseguridad enfermiza. Quien se hace esclavo de la opinión ajena tiene una autoestima tan baja que solo siente que existe cuando recibe halagos o es aprobado por su entorno. El drama llega cuando alguien se le resiste, puesto que hay personas a las que jamás gustaremos, sea por incompatibilidad de caracteres o porque se dejan guiar por ideas preconcebidas.
Luchar por la estima de las personas que han decidido no querernos es una batalla perdida de antemano que nos desgasta inútilmente. El poeta latino Horacio lo explica de manera sencilla: “A la gente triste le disgusta la feliz, tanto como la feliz aborrece a la triste; los que son rápidos de pensamiento se ponen nerviosos con los calmados, así como los descuidados no pueden soportar a los que siempre están ocupados”. No todo el mundo puede estar de nuestra parte, lo cual tampoco significa que tengamos adversarios. Simplemente hay personas con las que no podemos converger porque no hay un terreno común para la complicidad. Si queremos forzar la situación con acercamientos obstinados, tal vez sí que despertemos la hostilidad de los otros, sobre todo si fingimos lo que no somos en un intento desesperado por agradar. Es más efectivo mostrarnos de manera franca y asumir con naturalidad tanto el reconocimiento como la indiferencia o la desaprobación. No nos elogiará todo el mundo, pero al menos nos daremos el gusto de ser nosotros mismos.

La escuela de la empatía
“Debemos perdonar a nuestros enemigos. No hay nada que les ponga más furiosos” (Oscar Wilde)
Aunque a menudo la simpatía y la aversión son solo una cuestión de afinidad, vale la pena esforzarse –o al menos dar el primer paso– para hacer sentirse bien a los demás. Tan peligrosa es la adicción a gustar a todo el mundo como ser tajante a partir de la primera impresión. Justamente las personas más diferentes a nosotros nos pueden aportar visiones y valores que complementan los nuestros. El autor de la célebre serie Las crónicas de Narnia, C. S. Lewis, decía al respecto: “No pierdas el tiempo pensando en si aprecias o no a tu vecino. Actúa como si lo apreciaras. Si actuamos así, descubriremos uno de los grandes secretos de la felicidad. Cuando nos comportamos como si apreciáramos a alguien, podemos acabar amando a esta persona”. Según este escritor irlandés, al tratar mal a alguien aumenta nuestra aversión hacia esa persona como una forma de justificar nuestros actos y disfrazar lo que hacemos. Una condición previa a la empatía –ponernos en el lugar del otro– es abrir los ojos a la relación que estamos estableciendo.

Convivir con el enemigo
“Cuando odiamos a alguien, odiamos algo que es parte de nosotros mismos” (Hermann Hesse)
En más de un equipo de fútbol hay jugadores que llevan años sin hablarse, pese a formar parte del mismo conjunto. En el campo trabajan por un objetivo común, pero en los vestuarios se ignoran por algún conflicto nunca resuelto. Por violenta que resulte al principio una situación así, es perfectamente posible convivir con personas que no nos tragan, siempre que mantengamos una distancia saludable y renunciemos al resentimiento.
Buda comparaba el odio con un pedazo de carbón candente que quema al que lo sostiene antes de que pueda arrojarlo. Sobre esto mismo, el misionero y teólogo Stanley Jones hace la siguiente reflexión: “Una serpiente venenosa, cuando se siente acorralada, se enfada tanto que acaba mordiéndose a sí misma. Esto es exactamente lo que pasa cuando acumulamos odio y resentimiento contra los demás: nos estamos mordiendo a nosotros mismos. El mal más profundo nos lo hacemos a nosotros mismos”.
Para guardarnos de este veneno, debemos empezar aceptando que las personas que nos aman son la compensación por las que nos detestan.

Meditación budista
Hagamos lo que hagamos, los demás no dejarán de ser lo que son” (Marco Aurelio)
Ante una prueba difícil, los budistas tienen una meditación, el Metta Bhavana, orientada a recuperar la buena disposición hacia todos los seres. Su práctica se divide en cinco estadios de similar duración:
1. Despertar sentimientos de amor hacia uno mismo. Tras sentarnos a meditar, debemos tratar de sentir amistad y buena voluntad con nosotros.
2.Pensar en un amigo, alguien por quien sentimos sincero afecto. Mantendremos la imagen de esa persona todo el tiempo en nuestra mente y trataremos de desarrollar fuertes sentimientos hacia él.
3.Practicaremos lo mismo con una persona neutral, es decir, alguien con quien mantenemos contacto, pero que no nos provoca ni simpatía ni antipatía.
4. Pensar en algún enemigo, alguien con quien nos resulte muy difícil o incluso imposible comunicarnos. Intentaremos desarrollar sentimientos de amor con él.
5. Reuniremos en nuestra mente a las cuatro personas de los estadios anteriores y trataremos de alimentar sentimientos de amor conjuntos hacia los cuatro.
Esta técnica mejora profundamente nuestro estado mental y nos procura una intensa sensación de bienestar. Cuando alcanzamos este clima de paz, los humores de los demás dejan de afectarnos, porque la mente se convierte en un lago que atesora su propia calma.

El desterrado Díaz a Europa: "Aflojen cuando yo sea libre de decir esto mismo en Cuba"

Mientras Moratinos insistió en la necesidad de dejar atrás la llamada "posición común" de la UE hacia Cuba, los ex presos enviaron desde el Parlamento Europeo un mensaje totalmente opuesto.
"Todo el mundo es consciente de que hay que cambiar la política con Cuba", dijo Moratinos en la sede del Consejo de la UE al término de una reunión ministerial comunitaria en Bruselas.
Pocos minutos después, los opositores al régimen castrista respondían en la sede del Parlamento Europeo por boca de Normando Hernández: "no se le puede retirar la posición común al gobierno de Cuba, porque el gobierno cubano no ha dado ningún tipo de cambio hacia la libertad y la democracia".
La propia visita a Bruselas de los disidentes, parte del grupo de 52 presos excarcelados y trasladados a España durante el verano, es para Moratinos un refuerzo de su postura y demuestra "el resultado positivo de la gestión de la diplomacia española".
"Me alegro de que puedan estar en el Parlamento Europeo, incluso de que critiquen al Gobierno español. Es una prueba de la libertad que han alcanzado", recalcó Moratinos.
Acto seguido le contestaba el ex preso Antonio Díaz: "el hecho de estar aquí, tan lejos de mi patria, no es una muestra que permita considerar cambiar la posición común. Todo lo contrario. Yo he sido desterrado de Cuba y he tenido que venir a Europa a decir lo que pienso", insistió.
"La posición común deberá eliminarse cuando yo pueda decir lo que pienso en Cuba", subrayó Díaz, quien reprochó a Moratinos no haber mantenido ningún encuentro con ellos.
La división en torno a la política europea hacia Cuba enfrenta también al Gobierno español con el Partido Popular Europeo (PPE), la fuerza mayoritaria de la Eurocámara y promotora de la visita de los ex prisioneros a las instituciones comunitarias.
El secretario general del PPE, el español Antonio López-Istúriz, ha anunciado hoy que su formación remitirá una carta a los ministros de Exteriores y primeros ministros de su familia política para transmitir el "testimonio desgarrador" de los ex presos.
El presidente del PPE, el belga Wilfried Martens, también tratará el tema con los jefes de Estado y de Gobierno conservadores que se desplacen esta semana a Bruselas para participar en el Consejo Europeo del jueves.
Toda esa labor se encamina a la discusión sobre la posible modificación de la postura comunitaria hacia Cuba, que a priori se analizará en la reunión de ministros de Exteriores prevista para el 25 de octubre, aunque todo continúa en el aire.
El titular de Exteriores consideró que entre los Veintisiete hay "una actitud general favorable" a cambiar esa política, ya que si bien todavía hay que "trabajar" con algunos países, "todo el mundo es consciente de que hay que cambiar la política con Cuba".
Menos optimista fue López-Istúriz, para quien "parece que la revisión va a retrasarse sine die. No es ninguna sorpresa. Para muchos países de la UE, la actitud del gobierno cubano sigue estando muy lejos" de lo requerido por Europa.
España insiste en la necesidad de superar la llamada "posición común", política aprobada en 1996 bajo el impulso del entonces gobierno español de José María Aznar (PP) y que condiciona las relaciones del bloque europeo con Cuba a los avances democráticos y en materia de derechos humanos en la isla.
Hasta ahora, varios países del bloque europeo se han opuesto a la flexibilización defendida por las autoridades españolas, que consideran que el diálogo con La Habana puede ser más productivo de cara a la democratización de la isla.

Yoani reflexiona sobre la doblez de la falsa cruzada anti-homofóbica en Cuba.

 De Penúltimos días
Mi amigo Miguel se fue, cansado de esperar por una operación de cambio de sexo y a sabiendas de que nunca iba a conseguir un mejor empleo. Le dejó la peluca pelirroja a un amigo que trabajaba en el mismo hospital y vendió —de manera ilegal— el cuarto que tenía en Luyanó. El día que pidió el permiso de salida se puso un traje de cuello y corbata que le arrancó una carcajada cuando se miró al espejo. En la oficina de emigración trató de mantener las manos quietas sobre un pliegue del pantalón, no fuera a ser que el último coletazo de la homofobia le fastidiara la salida.
Escapó antes de que cerraran ese río de cubanos que desembocó por breve tiempo en Ecuador. El suyo fue uno de los 700 matrimonios que se concertaron entre ciudadanos de ambos países, muchos de ellos con el único objetivo de obtener la residencia en la nación sudamericana. Miguel entregó el equivalente a 6 mil dólares y a cambio tuvo una boda en La Habana con una quiteña a la que apenas vio un par de horas. Fingió las fotos de la luna de miel, le pagó a un funcionario del ministerio de Salud Pública para que le diera la “liberación” y hasta pasó un poco de efectivo para que la tarjeta blanca no demorara tanto. Simuló ser lo que no era y le resultó fácil, pues a los que nacimos en esta Isla se nos da bien llevar una máscara.
Ahora le esperan momentos difíciles, porque la policía ecuatoriana ha comenzado a investigar a los 37 mil cubanos que ingresaron en ese país en los últimos años. Sin embargo, no parece asustado. Él es gay de los que fueron subidos a golpes en los camiones de policía y desde hace años también estaba vigilado por sus opiniones críticas. Después de experimentar ambos filos de la cuchilla de la censura, ya nada le espanta. Cuando lo llamen a declarar —si es que lo llaman— irá con el vestido rojo que siempre quiso ponerse aquí. Nadie va a impedir que gesticule mientras lo interrogan, porque ya Miguel se libró de aquel Miguel que algún día fue, para convertirse —felizmente— en Olivia.

Yoani Sánchez
La Habana

Así reprime el EJÉRCITO CUBANO DE FIDEL a los estudiantes extranjeros que descubren las patrañas y los lavados de cerebros

Esta vez les tocó a los pakistaníes. Fusiles AK 47 y bayonetas caladas contra estudiantes.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Carta de Fidel a Roosevelt pidiendo 10 dólares. 1940

Franklin D. Roosevelt fue el único presidente de los Estados Unidos que ha ganado cuatro elecciones presidenciales en esa nación. Durante todos esos años en el poder (1933-45), recibió miles de cartas enviadas por sus ciudadanos, de las cuales un gran número eran de niños que le deseaban suerte en sus decisiones, especialmente en la época de la Segunda Guerra Mundial.
En los Estados Unidos, todas las cartas que reciben los mandatarios son guardadas en las bibliotecas presidenciales o en el Archivo Nacional de los Estados Unidos. En este último hay una carta que recibió el Presidente Roosevelt en 1940 y que está firmada por un niño cubano llamado Fidel Castro.
El entonces niño Fidel Castro saluda muy afectuosamente al Presidente Roosevelt y le pide que le obsequie un billete de $ 10 ya que nunca ha tenido la oportunidad de tener uno de esos verdes billetes en sus manos. Eso es probable que fuera mentira también.
Con una redacción infantil y un inglés bastante pobre y repetitivo, el futuro líder cubano también le ofreció ayuda para el sector industrial, poniéndole a su disposición "las minas de hierro cubano para la construcción de buques". Con apenas 14 años ya podemos ver los alcances que tenía el futuro dictador, todo era cuestión de tiempo. Pero mejor les dejo la traducción de la carta para que ustedes mismos lo vean:

"Santiago de Cuba
6 de Noviembre de 1940
Señor Franklin Roosevelt,
Presidente de los Estados Unidos"

"Mi buen amigo Roosevelt. No sé mucho inglés, pero lo suficiente para poder escribirle. Me gusta escuchar mucho la radio y estoy muy feliz de haber oído que usted va a seguir siendo Presidente..."

"Yo tengo doce años, yo soy un chico pero yo pienso mucho...."
"Si le parece bien, envíeme un billete verde estadounidense de diez dólares en la carta porque nunca vi un billete verde estadounidense de diez dólares y me gustaría tener uno".

“Mi dirección es Colegio de Dolores
Santiago de Cuba
Oriente Cuba."

"Y si quiere hierro para hacer sus barcos yo le puedo enseñar donde están las minas de hierro más grande de la tierra. Están aquí en Mayarí, Oriente, Cuba.
Es destacable la audacia de Fidel, de escribir esta carta sin ayuda de nadie y sin importarle las limitaciones en el idioma para hacer su petición. Más aún en una época en que Europa se desangraba a causa de Hitler y los Estados Unidos dudaban entre sí entrar o no al conflicto. No sé si a esa edad este niño se haya dado cuenta de que los Estados Unidos necesitaban todo el hierro posible para la construcción de sus buques y maquinaria bélica.
La Casa Blanca tiene hasta ahora una oficina dedicada exclusivamente a responder y tramitar la correspondencia que reciben los presidentes. Fidel Castro recibió la respuesta agradeciendo su misiva, pero nunca recibió los $ 10.
En 1975 el propio Fidel le confesó a un reportero, que aunque el dinero nunca llegó, él se convirtió en el héroe de su escuela cuando le fue entregada la contestación. La carta que recibió como respuesta fue expuesta en el tablón de anuncios durante una semana completa.

Seguro que el resto de presidentes norteamericanos que han sucedido a Roosevelt hubieran preferido que aquel muchacho reciba sus $ 10, quizás así se libraban de alguien que ha profesado tanto odio hacia su sistema.
Este mismo niño, después de algunos años se convirtió en el hombre que llegó a condenar hasta con 20 años de prisión a quienes fueran encontrados con un dólar norteamericano, la moneda del enemigo; también prohibió que los niños y sus familias se cartearan con familiares del extranjero por temor al "diversionismo ideológico".
Un dato curioso es que Fidel Castro nació en 1926 y la carta la escribe un 6 de noviembre de 1940, y se sella el 25 de noviembre del mismo año en el Departamento de Estado, por lo que no tiene los 12 años que escribe en su carta a Roosevelt. Cuando Castro escribe la carta tiene 14 años y hasta se da el lujo de mentirle al presidente norteamericano.