Novedad editorial (que nunca debió ver la luz)
Una vergüenza literaria para ser su autor un Premio Nobel
Por
Marcelo Ferrando Castro, en 16 de Noviembre de 2009
Hablar de la “
Caín“, la última novela de
Saramago podría dar para mucho, pero en opiniones personales más que sobre la propia obra. Para resumir podría decir que de haber sido parte del jurado que le entregó el
Premio Nobel en 1998, hoy en día y tras leerla
me estaría auto-exiliando en la Luna, en el desierto del Gobi o en alguna isla oceánica con un volcán, orando para que el mismo entre en erupción.
Si, definitivamente “
Caín” ingresa en mi lista de los
peores libros de la Historia pues es una muestra clara que, salvo contadas excepciones, el darle un premio a alguien automáticamente hace que baje su calidad. Y esto sucede en escritores, actores y por que no, jugadores de fútbol. En el caso de este autor ya se podía prever tras su obra “La Caverna“, una burda imitación a la famosa “
Alegoría de la Caverna” de
Platón.
No me gusta criticar por criticar y no suelo hacerlo salvo casos que me exasperen como “
El Delfín” de
Sergio Bambarén, pero tras leer la obra de
Saramago el anterior hasta cobra valor propio pese a ser una copia. “Caín” es directamente una
vergüenza literaria, con la misma calidad de escritura de un chaval enfadado con la vida y acusando a Dios de ello pues la novela lo único que dice en todas sus páginas es: “
Dios es malo, muy malo“.
Quizá se le han subido la fama y el premio a la cabeza y tras creerse un semi-Dios al saber que de todos modos venderá millones de ejemplares, ha escrito aquí algo que debía estar guardando desde su infancia, su desprecio a la
Iglesia Católica y por ende, al catolicismo en si. Claro, esto es un llamador a las ventas pues lamentablemente está de “
moda” y sinceramente aburre ver que se torna en el centro de atención de cualquier cosa.
“
Caín” es una reescritura del
Antiguo Testamento pero con un objetivo muy bien definido,
condenar a Dios, mostrándolo como un ser
arbitrario, malvado y que no tiene nada bueno para ofrecer a los hombres. De hecho, a lo largo del libro
Caín se encontrará con
Noé, Abraham y tantos otros personajes bíblicos con un único argumento, decirles que
Dios es malo. Y nada más.
Caín, el personaje central de la obra de Saramago
Me gustaría poder profundizar sobre la obra, hacer una reseña más extensa, pero lamentablemente es sólo eso lo que aquí encontramos y todo el argumento que posee. Nada más nos ofrece.
Sinceramente me sorprende este libro pues podría ser esperable de cualquier ser humano normal con ganas de vender muchas obras ya que criticar a la Iglesia es un plus muy importante en este tiempo y seguramente no les quede tan mal. Pero que un
Premio Nobel, con la trayectoria de
José Saramago escriba esta vergonzosa niñería, es lamentable.
Y pensar que
Borges nunca fue galardonado con ese premio…
Mi nota: Caín, religión aparte, es el símbolo mismo del ataque envidioso, del mal por el mal , explicado con un mentiroso "¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?". No es serio alabar a Caín, y decirse defensor de los derechos del hombre y estar en contra de la explotación del hombre por el hombre. Y que lo haga un Nobel, demuestra la confianza en la imbecilidad del auditorio como dice Ciro Díaz, pero a mí, este perro no me engañó.